TEMPORADA 2022

¿Cuál es el mítico encaste con el que no se ha anunciado Morante tras la pandemia?


martes 30 agosto, 2022

Morante de la Puebla sigue buceando en aquella Época de Oro del toreo, buscando en el cajón de las distintas suertes y de cómo volver a esa fragilidad que tanto llegaba a los tendidos... pero ¿sabes cuál es el encaste que aún no ha lidiado en esta temporada de apuestas?

Morante
Morante. © Luis Sánchez Olmedo

Cuando se tira de hemeroteca se puede ver que durante toda la historia del toreo las figuras han lidiado todo tipo de encastes, desde la época de Joselito y Belmonte, pasando por Bienvenida, Manolete, Paco Camino, El Cordobés, Manzanares o Enrique Ponce. Todos, absolutamente todos, han apostado por una variedad que era beneficiosa para la Fiesta y también para ellos, incluido Morante de la Puebla. Bien es cierto que todos han tendido encastes y ganaderías predilectas con las que basaron sus temporadas, hierros que han ido variando con los años, llegando muchos de ellos a desaparecer con el tiempo.

Las ganaderías se han ido depurando con los años, la selección ha derivado hacia un toro diferente a aquel que empezaron a moldear en la Época de Oro del toreo. Es cierto que los ganaderos de hoy en día han conseguido algo muy complicado, el ser capaces de dotar de esa bravura, entrega y movilidad a un animal con dos cuartas y 100 kilos de más en sus alforjas, algo que era impensable hace más de 30 años.

El toro se ha depurado tanto que muchas veces se ha vuelto previsible, y con ello muchas faenas se han vuelto monótonas. También el público y el aficionado mide con escuadra y cartabón aquello que hacen los toreros en el ruedo, se busca una perfección que no es ni buena, tanto en las embestidas del toro como en las faenas de los toreros. Uno ve vídeos de mediados de siglo y la gente se ponía de pie incluso con muletazos enganchados, ¿qué pasaba entonces?

La derivación hacia un toro casi perfecto, sin aristas, ha llevado al toreo, en muchas ocasiones, a convertirse en algo predecible, y eso no es ni mucho menos bueno. El toro de mediados de siglo era menos bravo, pero se movía más, llegaba más a los tendidos, los toreros realizaban faenas breves pero intensas, hoy vemos como muchos festejos pasan de las tres horas y no se ha dado ni una vuelta al ruedo, por lo que algo falla.

Morante sigue buceando en la diversidad de encastes

Morante Burgos
Morante en Burgos. © Jokin Niño

Uno de esos toreros que saca al aficionado de la monotonía es Morante de la Puebla. El sevillano sigue buceando en aquella Época de Oro, rebuscando en el cajón de las distintas suertes, de cómo volver a esa fragilidad que tanto llegaba a los tendidos. Para ello ha querido darle oportunidad a una amalgama de hierros que estaban orillados, los cuales han formado parte de la historia del toreo en una vertiente u otra. Unos por la rama de la dureza como pueden ser Prieto de la Cal o Miura, y otros por la suavidad y la nobleza como pueden ser los de Murube, Galache o Carlos Núñez.

Es cierto que su temporada está basada en hierros como Juan Pedro Domecq o Núñez del Cuvillo, dos divisas de su entera confianza, pero el abanico es enorme, como ya contamos días atrás en un artículo similar. Vivimos una época donde la rama Domecq, con sus distintas variedades, riega un gran porcentaje del campo bravo, por lo que no es novedad que sea la más demandada por las figuras. Por poner varios ejemplos Paco Camino apostó siempre por la rama de Santa Coloma, Ordóñez y El Cordobés lo hicieron por la de Núñez, Enrique Ponce fue un gran defensor del encaste Atanasio-Lisardo, amén de otros toreros que tuvieron claro que toro era el que mejor les venía y por el que no dudaban en apostar.

¿Qué encaste no ha lidiado Morante esta temporada?

Morante
Morante en Dax. © Jokin Niño

Morante ha vuelto a recuperar esa esencia, esa variedad en sus dos últimas campañas, pero dentro de esos encastes que a todos nos vienen a la cabeza hay uno por el que aún no apostó en esta época post pandemia, ese con el que se anunció en alguna ocasión años atrás. Hablamos del encaste Albaserrada, un tipo de toro con similitudes a los de la rama Santa Coloma que tan de moda están ahora y con el que Morante se anunció en plazas como Arles, Madrid o Cuenca. Llama la atención no verlo acartelado con una corrida de Adolfo o Victorino, dos hierros por los que, por otro lado, si han apostado últimamente compañeros como Perera, Talavante o Roca Rey.

Unas ganaderías que, dentro de su comportamiento altivo y agresivo, en ocasiones, también tiene ese tipo de embestidas que tanto buscan los toreros. Cintura y muñecas, toreo con los vuelos, ese tipo de embestidas que una vez podidas acaban entregándose. Este tipo de toreros son especialistas en encontrar el fondo que tienen los animales bravos, y esta rama es brava por naturaleza. Sin duda, Morante aún no ha visto el momento ni el lugar para medirse con este encaste.

¿Apostará en 2023 por la rama Albaserrada?

Morante
Morante. © Carlos Giménez

Es cierto que Morante no es amigo de las improvisaciones ni de agradar por agradar, sino de apostar por determinadas ganaderías en lugares concretos, momentos especiales y fechas señaladas. No es cuestión de gustos, es cuestión de sensaciones, y el de la Puebla vive un momento de madurez en el que el hierro, precisamente, no es el problema. En 2021 apostó por Miura en Sevilla y Prieto de la Cal en El Puerto de Santa María, este año han sido otras las escogidas. ¿Por qué no en 2023 una apuesta por la rama Albaserrada?

Es cierto que hay encastes tan minoritarios (hablamos del número de reses que llevan esta sangre) que el acartelarse con ellas si es una apuesta directa por ellas, ya sea Concha y Sierra o Martínez por poner dos ejemplos de hierro a las que Morante les tiene echado el ojo y que en 2022 no ha sido posible apuntarse a torearlas, pero sin duda, el resto de ellas con un número mayor de cabezas deben su supervivencia a las manos de sus ganaderos y no al estar encasilladas en un encaste u otro. Aquí no hay ganadería sin ganadero, y el cuento del torismo o el torerismo es una excusa barata para que determinados hierros tengan un mercado que ni de lejos se merecen.