TELEVISIÓN

El presidente de la Asociación ‘El Toro’ llama «dañino y pésimo torero» a Emilio Muñoz tras su salida de Movistar


martes 27 septiembre, 2022

Uno de los más severos y duros en sus palabras tras la salida de Movistar Toros de Emilio Muñoz ha sido Roberto García Yuste, presidente de la Asociación El Toro de Madrid.

Garcia Yuste
García Yuste, en una tertulia de la asociación El Toro.

El pasado domingo saltaba la noticia de que el matador de toros sevillano Emilio Muñoz ponía punto y final a casi veinte años en Movistar Toros, donde era uno de los comentaristas referencia. Tras hacerse pública la salida, el trianero quiso despedirse en directo de la audiencia tras finalizar la última corrida de la Feria de San Miguel.

A sus 60 años ha decidido poner punto y final a una faceta que no era nueva para su persona una vez que fue fichado por la cadena privada. Antes había compartido micrófono con los compañeros de Canal Sur tras retirarse sorpresivamente de los ruedos en el año 2000. Sería en 2003 cuando Manolo Molés lo ficharía para su equipo de retransmisiones taurinas del entonces Canal Plus junto con el torero Antonio Chenel ‘Antoñete’. Torero precoz, a los 8 años ya quería ser torero, tomando la alternativa el 11 de marzo de 1979 en Valencia, con tan solo 16 años de edad. Se retiró dos veces, una anunciada, en 1987 en Melilla y otra, la definitiva, en el año 2000. Fue un diestro que escribió grandes páginas del toreo con faenas y tardes memorables.

El año de la reaparición (1990) logró la faena más importante de su carrera al desorejar a un toro de Manolo González. Ese mismo año indultaría al toro Comedia de Cebada Gago en Algeciras. 1994 fue le año de su primer Puerta del Príncipe con los toros de Torrestrella, nuevamente saldría a hombros por dicha puerta el 1 de octubre de 1995.

«Correríos» de Manolo González, Trajerroto» «Gastador» de Torrestrella, «Vencejito» de Torreata, «Rondeño» de Gavira y «Jarabito» de Zalduendo son varios de los toros que marcaron su vida torera en una Real Maestranza de Caballería que siempre lo tuvo como uno de sus toreros predilectos pese a las cimas y simas que marcaron su carrera.

Un torero que Carlos Abella describió de la siguiente manera: T»orero racial, con pundonor y hombría demostradas, su toreo es una natural consecuencia de ese carácter crispado. Y así, su innata y profunda concepción se trueca con facilidad en un recargado y barroco belmontismo que le lleva a retorcer la figura, a torear encorvado y a abusar de un toreo excesivamente forzado. Muñoz ha querido interpretar el toreo más puro de su generación, y otro hubiera sido el resultado de haberse fijado en la pureza natural, llena de torería, de Antoñete, en la que se combina la mejor estética belmontina con la línea clásica«.

Con su marcha han sido muchos los comentarios de aficionados que han valorado su paso por Toros durante estos casi 20 años, muchos agradeciendo su paso por el canal, otros alegrándose en cierto modo de su adiós al estar en claro desacuerdo con su forma de analizar a toros y toreros.

Uno de los más severos y duros fue Roberto García Yuste, presidente de la Asociación El Toro de Madrid y abonado del Tendido 7, quien escribió lo siguiente en redes sociales tras conocer el adiós del torero sevillano: «La mejor noticia que he leído últimamente sobre el Canal Toros. Cierra la puerta al salir y no vuelvas nunca, dañino y pésimo torero».

No es sorpresa, a estas alturas, que tanto los miembros de la Asociación El Toro de Madrid como a muchos abonados del Tendido 7 no les gustara la figura de Emilio Muñoz, un torero que nunca entendió a una parte de afición de Las Ventas y que tenía y tiene una forma opuesta de ver la tauromaquia distinta a esa que pregona este sector de aficionados.

Hay que recordar que, en más de una ocasión, este sector de la plaza ha tenido algunas tiranteces con el torero sevillano, llegando incluso a sacar alguna pancarta respecto a los comentarios que Emilio Muñoz había realizado sobre esta parte del coso venteño.

Emilio Muñoz se va tras estar en el foco durante sus años en activo y en la televisión, y lo hace siendo fiel a una forma de pensar y de proceder, siendo consciente que nunca iba a convencer a todos ni contentar a esa parte de la afición que nunca lo tragó. Con sus virtudes y sus defectos. Ahora toma el testigo otro sevillano, un Eduardo Dávila Miura un torero al que no le quema el micrófono y el cual ya tiene un bagaje previo en la narración de festejos taurinos.