Ser ganadero de bravo nunca ha sido un negocio demasiado rentable si no se trata de una figura como Victorino Martín; más bien ha sido un modelo de vida basado en la biodiversidad, la conservación del territorio y la pasión por un animal único. Evidentemente para ser ganadero debe existir un contrapeso detrás que ayude a ponerlo en marcha y un colchón que te ayude a dar los primeros pasos.
Ser ganadero, en el estricto sentido de la palabra, lleva intrínseco el concepto de luchador, el de un hombre que se levanta cuando sale el sol y se acuesta cuando se pone. Evidentemente las explotaciones tienen que arrojar cifras positivas, de ahí que muchos de ellos intenten diversificar sus explotaciones bravas para sacarles un mayor rendimiento económico. Por ello, para seguir manteniendo el toro se han de buscar caminos paralelos que ayuden a contrarrestar esas posibles pérdidas.
La ganadería brava siempre ha estado ligada a la agricultura; los ganaderos, grandes conocedores de estos temas, tienen perfectamente estudiada la potencialidad de sus explotaciones. Desde el último cuarto de siglo XX a esta parte ellos fueron abandonando las zonas más ricas en pasto, marisma, campiña… para irse a la sierra y aprovechar las otras explotaciones para su explotación agrícola.
Es cierto que hay muchos ganaderos que por la zona donde se encuentra el ganado diversifican el bravo y la agricultura, encontrando una vía de ingresos para paliar las posibles pérdidas que da el ganado bravo. En la sierra el aprovechamiento se basa en un gran porcentaje en el corcho y en la cinegética, amén de la cría del cochino ibérico, mientras que en zonas de campiña es la agricultura y el olivar los que sustentan en muchos casos al ganado bravo.
Un ejemplo muy claro del cambio de hábitat del toro bravo lo encontramos en la ganadería de Luis Algarra, hierro que en sus primeros años pastaba en las bajas llanuras de La Cigüeña, a escasos kilómetros de la marisma para irse a Almadén de la Plata y desembarcar en La Capitana, finca de la sierra norte de Sevilla. Esta decisión se tomó para aprovechar de forma más que inteligente los recursos que daba una y otra finca.
Otro de los ganaderos que mejor lo han sabido hacer en los últimos años es Victorino Martín. A pesar de ser un ganadero bravo de éxito y estar presente en gran cantidad de Ferias, ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos no sólo abriendo su ganadería al turismo taurino y enseñando a diario la verdad y los valores que el toro bravo llevan consigo, sino aprovechando los potenciales del mundo rural y del entorno en el que viven sus ‘albaserradas’ para sacarle mayor rédito económico.
Turismo Rural, la llave para exportar al mundo un entorno único
El toro siempre ha sido un mundo muy hermético: mantener en secreto la joya de la corona era una premisa que tenían casi la totalidad de los ganaderos. Resultaba impensable que se abrieran las puertas de las fincas y dehesas para personas ajenas a la misma. Con el tiempo esa mentalidad cambió, los ganaderos se abrieron a enseñar el tesoro que tenían entre mano, algo que sin duda ayudó a la potenciación de un sector ganadero sumido en el oscurantismo.
Con la la apertura de las fincas a los aficionados, los ganaderos también encontraron otra vía de ingresos adicional a la lidia de los animales en la plaza, poco a poco se fueron profesionalizando hasta llegar a un punto en el que son una pieza más del engranaje de una ganadería.
El turismo Rural se ha convertido en la llave para exportar al mundo un entorno único como es el del toro bravo. Victorino Martín, Algarra, Arauz de Robles, El Pilar, Fernando Sampedro, Puerto de San Lorenzo… y un largo número de ganaderos apostaron por este tipo de turismo que ha ganado adeptos en los últimos años, algo que sin duda les ha repercutido en notables beneficios económicos, así como en una cercanía directa con el aficionado de a pie.
En cada casa se hace de una forma diferente, unos optan por visitas guiadas en grupo y otros más personalizadas. De ahí en adelante la oferta es diversa, visita a los cercados, visita y tentadero, comida… e incluso hay algunas que aprovechan para ofrecer espectáculos flamencos así como la cata de vinos o la venta de productos propios de la finca como embutidos, quesos o aceites.
En el caso de la ganadería de Victorino Martín la visita se complementa con la asistencia al museo de la ganadería, un salón de grandes dimensiones donde el aficionado puede disfrutar de todos los premios cosechados por la ganadería en su dilatada trayectoria, así como de cabezas disecadas de toros ilustres hasta el poder conocer a ‘Belador’ disecado, el único indultado en la historia de la Monumental de Las Ventas.
La agricultura y la conservación del entorno
Pese a que muchas ganaderías han abandonado las zonas más ricas en pasto para centrarse únicamente en la cría y selección de la ganadería, muchos ganaderos siguen combinando ambas en aras de mantener la conservación de un entorno único y tener otras vías de ingresos alternativas a la propia ganadería.
Dependiendo de la zona podremos encontrar un tipo de cultivo u otro, algo que es muy beneficioso también para el toro bravo. Hay ganaderías que por su zona u orografía combinan la dehesa con las zonas de cultivo, rotando a los animales en función de la estación del año. En fincas de campiña o con zonas llanas, se opta por tener al ganado, principalmente las hembras, en la rastrojera para así aprovechar el pasto y no tener que dar de comer al ganado.
Olivar, vinos y aceites en casa de Victorino Martín
Según el lugar que nos encontremos se aprovechan los recursos de una forma u otra. En el caso de Victorino Martín el olivar es una fuente de ingresos importante, creando su marca de aceite, la cual tiene una gran salida al mercado y sirve también de reclamo para el aficionado que decide hacer el tour por ‘Las Tiesas de Santa María’. También está a la venta en otros lugares del país.
El caballo, un animal indispensable en toda ganadería brava, también en Victorino Martín
Amén de su utilidad para el día a día, hay ganaderos como Victorino Martín que tienen en casa una yeguada, en este caso de caballos pura sangre lusitana para la doma clásica y el rejoneo. Este tipo de animales también son utilizados en las labores de campo, siendo un elemento indispensable en una ganadería de bravo.
Presidente de la La Fundación Toro de Lidia, un puesto por el que no cobra
A todas esta labores citadas con anterioridad se le suma la de ser presidente de la Fundación Toro de Lidia, una organización sin ánimo de lucro destinada a la fomentar, conservar, mejorar, defender, promover, divulgar el toro de lidia y la tauromaquia, como cultura y disciplina artística, en todos los ámbitos, aspecto material e inmaterial y sectores, facilitando y velando por el derecho de todos a su conocimiento acceso y libre ejercicio en todas sus manifestaciones.
La Fundación del Toro de Lidia es el interlocutor referente del mundo taurino al estar representados en su organigrama todos los sectores que dan forma a la Tauromaquia. Aquí ejerce de presidente Victorino Martín, ostentando un cargo por el que no recibe remuneración alguna.