La situación en el campo bravo se está volviendo insostenible. Los ganaderos, protectores de un ecosistema único está viendo cómo les están dando la espalda en materia de ayudas y subvenciones. Tras unos años en los que podían subsistir a duras penas, la pandemia, una PAC que les dejaba poco o nada, unos precios por debajo en la venta de los toros, una subida de las materias primas y ahora un ciclo de sequía están poniendo la puntilla a muchos de ellos.
Pese a esto, muchos siguen luchando contra un sistema que les ha dado la espalda y unos políticos que se ponen de perfil, acudiendo a estas zonas ganaderas cuando hay una catástrofe de grandes magnitudes o cuando se acercan las urnas. Hoy quisimos hablar con una serie de ganaderos que están sufriendo en sus carnes la dureza de la falta de agua, un problema que se ha acuciado en los últimos meses y que no tiene pinta de cambiar al corto plazo. Los ganaderos mandan un SOS ante un problema que ya se ha enquistado y que nadie parece ponerle solución.
Esta problemática de la falta de agua y la subida de los costes está ahogando a unos ganaderos que viven con la incertidumbre de saber si este problema se resolverá pronto. Aún queda verano por delante y las noticias no son buenas. Un 2022 en el que los pantanos están muy justos de capacidad, habiendo localidades que han tenido que racionar el agua debido a la escasez de la misma. Descolgamos el teléfono para hablar con uno de los ganaderos más importantes del campo charro, Moisés Fraile, ganadero de El Pilar.
«Hierba ha habido cero, y hay que alimentar al ganado estando como está el pienso»
«La verdad que el año está siendo duro, lleva prácticamente sin llover desde la primavera, contando que en abril y mayo el agua ha sido escasa para que el campo rompiera de verdad. Hierba ha habido cero, y claro luego hay que alimentar al ganado estando como está el pienso. Si el toro antes se comía 100€ al mes ahora son 200€, eso es una barbaridad, pero el problema gordo está en el agua, porque manantiales buenos hay los que hay, en casa los tenemos prácticamente a la mitad en el mejor de los casos, llegando a estar otros incluso secos. Hay ganaderos con cebaderos de chotos que han tenido que matar a sus animales porque no tienen agua que darles de beber, esto es así de duro. Luego tampoco puedes confiar en las ayudas porque estas tampoco existen» nos explicaba el ganadero salmantino.
«Los costes de producción han subido enormemente y el panorama se ha puesto muy negro. Nosotros hicimos un sondeo del agua en invierno, que por cierto, tampoco ha llovido lo que tenía que llover, y nos daban 100.000 litros al día una cifra con la que andábamos sobrados, ahora da 20.000, estamos haciendo otro con el que conseguimos sacar otros 20.000 litros, porque claro gastamos casi 100.000 litros al día y andamos con veinte sondeos por todos los lados y es que no hay. La cosa está muy fea, nosotros tenemos una finca de regadío de 20 hectáreas, ahora nada más que podemos regar 10″, añade Fraile.
«Luego está el problema de las explotaciones pequeñas, cebaderos, que como te decía antes, no pueden mantener a esos chotos, los cuales si quieren seguir adelante y luchar por su forma de vida tienen que pagar entre 100 y 200€ diarios de agua, pero claro, eso no interesa que la opinión pública lo conozca, aquí lo importante es quitarse la corbata», apostilló Moisés Fraile.
Lagunajanda, un ejemplo de cómo la sequía azota en la provincia de Cádiz
También quisimos hablar con otro ganadero de bravo, concretamente con Antón de la Puerta, un ganadero que tiene su vacada en la otra punta de la península, el cual también nos contó cómo está afectando esta sequía a su casa y cuál es el panorama que tienen por delante. Jandilla está perfectamente acondicionada para aguantar este tipo de contratiempos, pero la falta de agua ya está durando demasiado, y de no empezar a llover en otoño el panorama se pondría muy oscuro para la divisa de Lagunajanda.
«Como te podrás imaginar la sequía nos está afectando en el tema económico. Nosotros en la última crisis por la pandemia redimensionamos aún más la ganadería, quitamos las praderas y dedicamos toda la tierra más fértil a temas de cultivo, mandando el ganado al monte, entonces entre la sequía que hace que la dehesa esté floja y la subida de los piensos que hay que suministrar a las vacas la cosa no está fácil. Esto nos está afectando directamente, pero bueno, está dentro de los baremos que teníamos fijados cuando hicimos esa reorganización hace un par de años estando dentro del escenario más duro que estábamos barajando, por lo que no nos ha pillado con el paso cambiado», nos comentaba Antón de la Puerta.