Alejandro Talavante es de esos toreros que, pese a las irregularidades que ha tenido en su carrera, siempre ha sido esperado por los aficionados. Tras el golpe sobre la mesa que dio en Madrid como novillero, se le abrió un panorama que le llevó a tomar la alternativa de manos de Morante de la Puebla y David Fandila ‘El Fandi’ en Cehegín con una corrida de Benjumea.
2007 fue uno de los años de su vida tras abrir consecutivamente la Puerta Grande de Valencia en Fallas con una corrida de Cuvillo, Madrid el Domingo de Resurrección tras desorejar al sexto de El Puerto de San Lorenzo y la del Príncipe en Sevilla con los toros gaditanos de Núñez del Cuvillo tras una tarde anterior donde cuajó de cabo a rabo a ‘Soleá’ de Torrealta, al que pinchó. De ahí en adelante y con estos triunfos en la mano, se encaramó en lo más alto del escalafón.
Posteriormente, vinieron años de dudas, de irregularidad en sus temporadas, en las que dio toques de atención, pero también mostró en otras que estaba sin un rumbo fijo. México fue su válvula de escape: ahí se sentía más, buscando ese tipo de toreo más personal y alejado de posibles similitudes al de José Tomás. Pese a ese bache, la afición le siguió esperando, y fue en 2014 cuando emergió en Europa la figura de un nuevo Talavante, más fresco, con un toreo más personal y la sonrisa como compañera de viaje. A partir de ahí realizaría varias campañas sonadas, siendo la de 2018 -el año de su adiós- la más redonda de todas.
Pero, ¿cuáles son los secretos de su carrera? A continuación recopilamos algunos que quizá desconocías.
La miopía de Alejandro Talavante y su relación con el toro
Talavante esconde ciertos secretos que durante su carrera le han podido perjudicar, pero que solventó siempre de forma positiva. Como muchos españoles, Alejandro es miope, es decir, no ve de lejos, y eso delante de la cara del toro merma. En una entrevista hace unos años con Andreu Buenafuente salió a colación este tema, tratándolo con total normalidad y con un puntito de ‘guasa’ por parte del de Badajoz.
«Veo al toro difuminado como a 25 metros, por lo que lo paso bastante mal. A mi me gusta conocer -por detallista- el peso de los toros y cuando anuncian el cartel en la plaza yo no soy capaz de verlo, por eso le pregunto a mi mozo de espada el peso que marca la tablilla, entonces tengo siempre la sensación de que me engaña, me dice un peso menor al que realmente se anuncia, dándome luego cuenta de la cruda realidad «, comentaba entre risas.
Cuando el toro va llegando a la jurisdicción Alejandro, éste ya ve al animal con nitidez, pudiendo canalizar en la muleta la embestida del animal. Un Talavante que necesita del contacto visual con el animal, mirarle a los ojos, porque la mirada te dice mucho de las intenciones del toro. Por todo ello le preguntó un Buanafuente que quería saber como era la mirada de un animal cuando está en plena faena con un torero.
«Se puede decir que la mirada es agresiva, pero también conoces muchos matices de su comportamiento a través de sus ojos. Si se siente cómodo en un terreno u otro, muchos matices que interfieren en la lidia y que yo no sabría explicarte porque es mi intuición la que va desmenuzándolo», comentaba el extremeño tras una pregunta que el espectador estaba deseando conocer.
Sus apoderados, el caché y su estatus como figura indiscutible del toreo
Talavante, como contábamos en la parte inicial de este reportaje, se ha ganado por derecho propio el lugar que ocupa en el escalafón. Es un torero que fue de la mano de apoderados independientes, pero que también necesitó en varios momentos de su carrera el cobijo de una casa importante que le garantizase un puñado de festejos en la temporada. Antonio Corbacho, que apostó por un novillero que nadie conocía, lo convirtió en una máxima figura del toreo.
Pero Corbacho no fue el único que apoderó al magnífico torero extremeño, un espada que contó en su carrera con Manuel Chopera, Curro Vázquez, la Casa Matilla o José Miguel Arroyo ‘Joselito’ entre otros. Un torero que peleó por un estatus en el escalafón y por conseguir unos emolumentos a la altura del papel que desempeñaba en la tauromaquia. Esos emolumentos en Madrid alcanzaron los 240.000 € por tarde, según llegó a reconocer Simón Casas en 2018 -sorprendentemente, ahora es su apoderado-.
Un 2018 donde Talavante se había erigido como el torero del momento, un año en el que todo saltó por los aires tras romper su relación de apoderamiento con Toño Matilla tras exigir el torero extremeño una subida de 15.000 € por tarde a lo ya pactado con la empresa -según el entonces mentor del diestro expuso en una nota-. Alejandro sabía que era su momento, el mejor de su carrera, pero chocó frontalmente con su apoderado, separando poco después sus caminos.
Un caché que iba ligado a ese estatus de máxima figura del toreo y que no pudo subir en 2018, año en el que diría adiós a los ruedos. Su vuelta en 2022 de manos de José Miguel Arroyo ‘Joselito’ si le llevó a llegar a esa cifra negada hace cinco años. Por lo tanto, cobrar «como el que más» era hacerlo por una cantidad superior a esos 250.000 €.
Talavante y su ¿apuesta por los festejos en abierto?
Los toreros y la televisión, sin duda, son un tema algo espinoso. Durante muchos años la televisión pública se erigía como la bandera de la tauromaquia: multitud de festejos en ferias importantes eran emitidas en directo por TVE, alcanzando audiencias importantes. Con la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al Gobierno, dichas retransmisiones se cortaron de un plumazo, teniendo el aficionado que apoyarse en las televisiones autonómicas y en la de pago.
Con el paso de los años y pese a la llegada al poder del PP, la emisión de festejos taurinos se limitó a corridas esporádicas y a mantener el programa Tendido Cero, que se sigue emitiendo los sábados a las 14 horas. Pese a los altos costes de emisión, las cadenas públicas siguieron apostando por la tauromaquia, eso sí, con novilladas y carteles de menor entidad. Por lo tanto, la única forma de ver por la pequeña pantalla a las figuras era abonándose a un canal como Toros.
Dicen que lo que no sale en televisión no existe, y eso es una prueba irrefutable, pero también hay que hacerlo con medida, saber aquello que se emite y cuando se hace. La imposición no es buena, y encontrarte con una feria cerrada con la televisión antes de negociar es algo que mosquea a los toreros. Pero también todo el mundo sabe que los ingresos por televisión son un caramelo muy goloso para aquellas empresas que ven el maná cuando la cadena privada cierra la feria con ellos, de ahí a que pocos empresarios digan no a este formato.
De ello habló en su tiempo un Talavante que hacía tiempo que o decía esta boca es mía en un encuentro con los aficionados de la asociación El Toro de Madrid hace un año: «La televisión ha sido algo de lo que nunca me he pronunciado. Estoy a favor de que la televisión pública pueda televisar grandes acontecimientos. Es algo positivo para el toreo que las corridas de toros pudiesen volver a los hogares, y a mí, particularmente, ir a una Feria y que te impongan televisarte, y además con una cadena privada a la que no todo el mundo tiene opciones de acceder vuelve el toreo más elitista».
Unas palabras que se las llevó el viento, ya que en 2022 el torero extremeño no dio el paso para dejarse televisar en abierto en alguno de esos festejos donde se anunció, únicamente Morante de la Puebla, Antonio Ferrera, Paco Ureña, Daniel Luque, Juan Ortega o Pablo Aguado fueron algunos de los que apostaron porque las autonómicas estuvieran presentes en alguno de sus festejos durante una temporada en la que se antojaba esencial la presencia de las figuras en carteles en abierto.
Sus ganaderías fetiche y sus gestos con toreros y novilleros
Todas las figuras han tenido, tienen y tendrán hierros de su máxima confianza con los que se anuncian en tardes importantes. Según la plaza donde toreen, exigirán en las negociaciones unos hierros u otros. Así, en Madrid la joya de la corona es la divisa de Victoriano del Río, la divisa que mayor número de triunfos ha dado en los últimos años. Pero decir Madrid es también decir Alcurrucén, otra ganadería con un curriculum intachable en la primera plaza de mundo. Por ello se las rifan las figuras y andan anunciadas dos tardes la primavera venteña.
Pero Talavante es un gran amante de los hierros con talento, un fiel admirador de un ganadero que con su intuición y su gran concepto llevó junto a su padre a la divisa familiar a lo más alto. Hablamos del hierro de Núñez del Cuvillo, ganadería por la que siempre apostó el extremeño. Ahora con Álvaro navegando en solitario, Alejandro quiere ir de la mano de este joven ganadero, más si cabe cuando existen estrechos lazos de unión entre Alejandro y Álvaro, así como de las vacadas que ambos tienen en la actualidad. Vasos comunicantes entre dos hierros y dos amigos que este 2023 se verán las caras más de una tarde.
Pero la figura de Alejandro va más allá de los hierros que elige para determinadas tardes, también es un torero que conoce muy bien su profesión, por ello no ha dudado en ayudar a aquellos matadores y novilleros en situaciones complicadas. Apostó por Álvaro de la Calle para ir de sobresaliente en su reaparición en Madrid tras la tarde, donde se tuvo que hacer cargo de cinco toros por la baja de Emilio de Justo.
Pero a Alejandro ahí no queda la cosa, volviendo al campo bravo, Talavante decidió apostar por esa cantera que veía como la pandemia les había dejado sin torear ni un pitón, por ello les abrió las puertas de su casa para que no cortaran su progresión: «No tengo trayectoria como para hablar de mí como ganadero. Es algo que me ilusionaba desde que era niño, pero ahora la tengo muy enfocada en mis entrenamientos y en las novilladas, o incluso en la pandemia cómo tenía allí bastantes utreros y toros, y aproveché para llamar a novilleros o toreros que lo necesitaban y apoyar su carrera en momentos difíciles en los que no iban a torear nada», comentaba en el mismo coloquio en la asociación El Toro.