Si hubo un personaje especial este 26 de abril en el callejón de en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, ese fue el maestro Rafael de Paula, a quien Morante de la Puebla regaló el rabo que pudo cortar en el coso del Baratillo a un toro 52 años después del último.
Los focos, de forma lógica, acapararon la tarde de Morante, pero también captaron el ‘buen bajío’ que el maestro jerezano trae a José Antonio cada vez que lo acompaña en el callejón. Fue miembro de su equipo de apoderamiento hace tres lustros, y forma una parte fundamental de su carrera en lo personal y en lo profesional.
Con sus cimas y sus simas, el torero gaditano dejó su huella en infinidad de aficionados, formando parte de la historia del toreo. Un torero que fue espejo para muchos, incluso para un Morante de la Puebla que se nutrió de ese concepto. Paula siempre ha declarado su admiración por Belmonte, mientras que Morante se decantó más por Joselito, pese a ello la unión de esas fuentes derivó en una tauromaquia muy personal.
Morante y Rafael de Paula unieron sus caminos en 2006
Una vez retirado de los ruedos, ambos fraguaron una amistad sincera, esa que los llevó a unir sus caminos allá por 2006 en un apoderamiento algo suigéneris. Pese a ello los lazos se entrelazaron y la amistad se hizo aún más duradera. Tras la pandemia se les ha visto juntos en diferentes plazas de toros como Ronda, Sevilla o Madrid, tres plazas en las que estuvo presente Rafael.
Siempre ha existido una relación especial entre Rafael de Paula y José Antonio Morante de la Puebla, dos toreros que han fraguado una gran amistad con los años. Y este miércoles en el Coso del Baratillo se volvió a refrendar.