Recién presentada la feria de San Isidro -que ha supuesto mes y medio de informaciones diarias en los medios avanzando carteles- y con la intención de realizar el mismo trabajo con la segunda feria más importante del mundo, nos volcamos en la investigación de los carteles que comienza a elaborar Pagés, tradicionalmente, a partir del 7 enero, una vez pasados los atracones de Reyes. Todos comprendemos que para esas fechas -en las que ya estaba medio San Isidro hecho- cerrarán a los más taquilleros en poco más de una semana; a los de la zona noble, en días; y a los modestos los arreglarán con una llamada diez minutos antes de presentar el elenco. Esos eran los cálculos.
Para cumplir esos tiempos, no hace falta trabajar de sol a sol, ni negociar con el teléfono en la oreja mientras se malduerme el día que consigues agarrar la cama. Basta con ir cumpliendo con cada apoderado en tandas de un par de ellas al día. Tampoco hay que apresurarse. Uno puede entender que entre conversación y conversación haya un intervalo razonable; pero no parece tan razonable que ese intervalo sea de tres lunas por torero. Poco menos es el tiempo que se está tomando don Ramón Valencia, al que, con la guasa que gastan en Sevilla, no tardarán en apodarlo ‘El Currante’.
Lo cierto es que parece una broma decirlo, pero a estas alturas, casi mediado febrero, la empresa que gestiona Sevilla se ha puesto en contacto con seis toreros y -a la hora de escribir estas líneas- ha cerrado únicamente a cinco. Más un Zulueta facilón que no va a poner pegas a lo que le ofrezcan… lo apoderan ellos. Sólo él, Morante de la Puebla, Roca Rey, Alejandro Talavante, José María Manzanares y Juan Ortega tienen definidos los carteles en los que actuarán en Abril y San Miguel. Los demás esperan su turno y dan gracias a que esta semana don Ramón el ‘currante’ ya ha repartido citas entre los apoderados.
Aparte de los tres nombrados, sólo Daniel Luque sabe que actuará hasta en cuatro ocasiones en el Baratillo esta temporada, pero lo demás está por hablar. Y no es Daniel de los que acudirá a La Maestranza por un abrazo; el de Gerena tiene nombre y méritos en Sevilla para apretar al mandamás o, al menos, ponerlo en un aprieto. Y otra vez a empezar.
Por eso los Perera -Puerta del Príncipe el pasado año-, Borja Jiménez -uno de los triunfadores de Sevilla en 2024 y de la temporada en su conjunto-, Diego Urdiales -torero de culto de La Maestranza-, Sebastián Castella, Tomás Rufo, David de Miranda -que hizo el toreo y desorejó a un astado de Santiago Domecq al que incluso le pidieron el indulto- o el propio Calerito -con un toro también desorejado el pasado abril- aún no han recibido la llamada del trabajador manchego, que tiene su método particular para la tarea, pero que se le está atascando este año sin que medie motivo aparente. El proceso de esbozar la feria, ordenar las llamadas del primero al último y ejecutarlas una detrás de otra se le está haciendo ‘bola’ este año a un empresario que se enfrenta a su última temporada de contrato al frente del coso sevillano. ¿Será por eso que lo piensa tanto?
Entretanto, Madrid demuestra cómo se ejecutan las operaciones de márketing del siglo XXI sin que la rancia metodología utilizada hasta ahora a orillas del Guadalquivir se moleste en preguntarse por sus virtudes. Pero los abonos de Madrid ya están a la venta, con la feria presentada y un mes y medio de publicidad gratuita entre avances y gala. La Feria de Abril sólo está en la cabeza de don Ramón, la de sus colaboradores y en algún que otro papel que sirve para que los periodistas descubramos cuáles son sus intenciones. De ahí al ruedo… algo tendrán que decir los apoderados.
Se lo está tomando con calma don Ramón. Y, al fin y al cabo, es su empresa, su plaza y su temporada, y son sus tiempos para manejarlos como le parezca oportuno. Lo que no puede hacer luego es lamentarse de no crecer en abonos, en asistencia o en la valoración general que el aficionado sevillano -del que dice percibir los gustos por la calle- tiene de la empresa asentada en la calle Adriano. Y que lleva casi 100 años haciendo las cosas más o menos de la misma forma. Un día de estos, por tanto, tendremos noticias de los avances realizados.
Porque optimistas somos un rato los aficionados a la tauromaquia.