El torero Israel Lancho ha querido salir al paso de las declaraciones que el ganadero Joao Folque realizó hace unos días durante una charla organizada por la asociación El Toro de Madrid. Folque se refirió a la última actuación del torero extremeño en la plaza de toros de Las Ventas frente a su ganadería, acaecida en el año 2014.
Lancho, en palabras a este medio, pone en valor que eligió aquella corrida «por orgullo personal» después de la tremenda cornada sufrida con un toro de este hierro en 2009, en un festejo en el que, tras el fatal percance, el ganadero mandó al mayoral que saliese a saludar una ovación «La cornada me la pegó es toro porque me volqué encima de los pitones ya que no tenía ni un contrato más. O salía por la Puerta Grande o por la de la enfermería. Y me volqué encima pensando que me iba a coger en un muslo, pero por desgracia me cogió por el pecho», expone el diestro.
«La cornada me la busqué yo solo para buscar repeticiones y buscar nuevos contratos, porque no tenía nada más», dice Lancho, que recuerda de nuevo que Folque mandó salir a saludar al mayoral cuando su vida pendía de un hilo.
Sobre «Fusilito», lidiado en 2014 en Madrid
Sobre el toro «Fusilito», lidiado en 2014 en Madrid y que se quedó cinco minutos debajo del peto, Lancho expone que «se quedó dormido como tantos otros, no haciendo una pelea agresiva. La corrida pasó sin pena ni gloria y fue sosa». «Él vende la moto de que él busca toros agresivos, pero un ganadero que busca un toro agresivo es como el que monta una pastelería y dice que sus dulces son agrios; y es que sus dulces no son dulces, sino un invento suyo y ya está. Ahora quiere hacer como que él tiene el secreto de la bravura…», ejemplifica Lancho.
«El toro tiene que ser bravo, pero tiene que tener profundidad, nobleza, acometividad… e ir encarrilado hacia el toreo, para que se pueda domeñar y para conseguir el trazo despacioso. Y precisamente estas últimas temporadas lo están consiguiendo toreros como veteranos y emergentes de primera línea. ¿Esos matadores podrían hacer lo que llevan dentro con una ganadería como la de Palha? Es imposible«, defiende Lancho.
«Que un ganadero diga busca una agresividad sin más no es ser un ganadero, es ser un terrorista»
«Decir que se busca una agresividad sin más no es ser un ganadero, es ser un terrorista. Estoy harto de que ese hombre diga que sus toros son perfectos y la culpa siempre es del torero. Usted se equivoca y no puede echar por tierra la labor de un matador de toros. Cada tarde que yo me he vestido de luces, al igual que cualquier torero que salga a un ruedo, merezco un respeto», pone en valor el diestro pacense.
«Sobre aquellas declaraciones que realizó de que aquellas un día de que a su ganadería solo le faltaba matar a un torero para ser legendaria es como si uno tiene un restaurante y dice que en su restaurante solo falta que se muera un comensal envenenado para ser el mejor. Es de locos», sigue declarando el diestro extremeño.
Yo en esa tauromaquia no creo. Creo en la de torear despacio, con cadencia, y un toro que sea bravo pero que se entregue y el torero lo pueda moldear a su gusto.
El toro que con el temple se le pueda reducir la velocidad de la embestida y que dure más el muletazo.
Pero claro es más fácil hacer un toro malo y agresivo que este tipo de toro que digo.
«El toreo es sensibilidad y caricia, y eso no se puede hacer frente a un huracán»
Lancho pone en valor que «la gente tiene que entender que el toreo es belleza y que hace falta un toro y un torero, pero con un animal con nobleza, profundidad, recorrido… y un torero capaz de expresar lo que lleva dentro”, resalta. “Pero algunos de los toros que cría Palha sirven para el circo de los romanos. Hay muchos toreros que la hemos tenido que pedir porque no nos quedaba otra, pero ahora pienso que me equivoqué en hacerlo…«, reconoce.
«No pretendo nada con estas declaraciones, sino honrar a todos los toreros, aficionados y ganaderos que pretenden hacer las cosas bien para engrandecer la Fiesta y el arte del toreo». «Yo estoy muy feliz como estoy, no pretendo volver a los ruedos. Estoy muy feliz con mi trabajo y mi finca, simplemente me duele que este hombre siempre saque a relucir lo mismo», concluye no antes sin recordar al toro «Aragonés», de Cuadri, con el que cuajó una gran obra en Madrid: «Eso sí que era un toro bravo».