Morante y José Tomás son dos toreros que han marcado una época a lo largo de la historia de la tauromaquia, dos conceptos que han atraído a un sinfín de aficionados a las plazas. Desde sus alternativas y con el paso de los años, su figura se ha ido engrandeciendo, ya no solo por los triunfos, sino por las obras que han quedado en el recuerdo de los aficionados.
Durante el pasado mes de diciembre, el torero sevillano acudió a las tertulias que organiza la Asociación El Toro de Madrid, y allí fue cuestionado sobre la figura del madrileño en varias ocasiones, algo que José Antonio supo contestar sin ningún tipo de reparo: «Somos dos estilos diferentes, José Tomás es un concepto más estático, muy comprometido con el mismo, tenga enfrente el toro que tenga, y mi concepto el de torear al toro que tenga enfrente. El suyo puede ser como más quieto de piernas, con menos movimiento, y el mío al revés. El concepto mío es el que a mi me gusta, pero reconozco que el suyo es muy difícil de seguir porque es muy arriesgado, donde existe una voluntad de hierro y un valor inconmensurable. Somos dos estilos diferentes donde al público le puede gustar más uno u otro, o los dos».
Pero esta no es la única vez que al genial torero de la Puebla del Río se le ha preguntado por la figura del torero de Galapagar. En los inicios de la pasada temporada 2021 fue cuestionado sobre este tema en el programa ‘Es la mañana de Federico’, allí tampoco tuvo problema en responder a las distintas cuestiones que le pusieron sobre la mesa: «No se puede torear con una idea preconcebida. Desgraciadamente es lo que se suele ver y hay que tener mucha voluntad y mucho valor. Lo que hace José Tomás no es torear. Hace falta estar dispuesto a que te coja y al público le conmueve ese morbo de si le va a coger o no. Ser torero es una vida muy intensa en la que continuamente estás dialogando con la muerte. Hay que salvar el pellejo todas las tardes», señaló el diestro cigarrero.
José Tomás y Morante, dos conceptos que representan la pureza en el toreo
Dos toreros que han tomado caminos separados durante estos años, pero los cuales guardan ese tesoro que no todos los toreros tienen. Un tesoro al alcance de los elegidos, de los llamados a marcar una época. José Tomás y Morante representan la pureza en el toreo, el enfrentarse al toro de frente, el saber que con su forma de torear están escribiendo una página en la historia del toreo. Tras verse las caras en plazas como El Puerto de Santa María o Huelva queda la duda si este 2022 trenzarán juntos el paseíllo.
Pero no fue esa la única vez que a Morante se le preguntó por el torero madrileño; hace algunas fechas, a una pregunta de un medio de tirada nacional como El País, respondió de la siguiente forma: «En el toreo hay que mirar siempre hacia atrás. Ser moderno no casa con esta profesión. Mi única obsesión es alcanzar un objetivo artístico», decía Morante en mayo a los compañeros del citado medio. Un torero que ha buscado durante la que ha sido su temporada ahondar más aún en su concepto, siempre echando la vista atrás y bucear en esa tauromaquia añeja, esa que Joselito y Belmonte cincelaron hace un siglo. Morante es poesía en movimiento; José Tomás, estoicismo y verdad. Dos toreros tan distintos pero a la vez tan iguales en cuanto a engrandecer la Fiesta se refiere.