Los vaivenes de las colocaciones en una Feria de Otoño que parecía encarrilada han arrojado una sorpresa superlativa para los aficionados venteños, y es que Daniel Luque, el torero de la temporada hasta la fecha y uno de los principales reclamos que podía tener la gran feria que prepara Plaza 1 no estará, finalmente, en Las Ventas a principios del mes de octubre. La ausencia del sevillano supone una baja tremendamente significativa en la cartelería otoñal.
Es cierto que la rumorología había situado al sevillano en Madrid la tarde del 8 de octubre, con la corrida de El Puerto de San Lorenzo y con Morante de la Puebla y Ángel Téllez en el cartel, pero en los últimos días, claves para las contrataciones otoñales, no ha habido acuerdo con Carlos Zúñiga, apoderado del de Gerena, por lo que el torero y su equipo han optado por aguardar a la próxima temporada para regresar al ruedo de Las Ventas.
Hay que recordar que la temporada ha sido una constante de acumular triunfos rotundos de Luque en casi todas las plazas donde ha tenido ocasión de actuar. Sobresale la Puerta del Príncipe de Sevilla entre sus logros, que incluyen tardes históricas, como la de El Puerto de Santa María o su reciente encerrona de Dax, donde paseó siete orejas, un rabo y un indulto de una maravilosa corrida de La Quinta. Destacan también las tardes de Mont de Marsan, Azpeitia, Aranjuez, Segovia o Torrejón, por ejemplo, con indultos en Arles y en Huelva, además de saltar las fronteras de su feudo francés y también de Portugal y Perú, con su triunfo por partida doble en Cutervo.
Un año de auténtico figurón el que lleva Daniel Luque, que vio cómo el palco de Pamplona le birlaba no una, sino dos orejas de un toro, y que vio también cómo Bilbao ni siquiera se interesaba por sus pretensiones para formar parte de los carteles de las Corridas Generales de 2022.
Donde sí está contratado, en la recta final del año, es en los abonos de Colmenar Viejo, Palencia por partida doble, Valladolid, Guadalajara, Mérida, Dax de nuevo o Nimes, en Vendimia, para culminar un año sencillamente de ensueño para cualquier matador de toros, confirmando que el ‘momento’ del que todo el mundo habla dura ya más de cinco años.