Hace dos fines de semana, Morante de la Puebla comenzaba su temporada en la localidad salmantina de Valero de la Sierra, un festival en el que el diestro sevillano revolucionó a una localidad que no vivía tanta expectación desde que allá por 2002 un tal Manuel Díaz ‘El Cordobés’ inundara sus calles y su plaza de innumerables aficionados. Fue un festejo en el que triunfó ante dos astados de la casa Capea, con los cuales hizo disfrutar a unos tendidos colmados de espectadores.
Pero ese no ha sido el único ‘No hay billetes’ que ha colgado Morante de la Puebla. Sin ir más lejos, en su segundo paseíllo de la temporada en Europa -primera corrida de toros- conseguía acabar el papel en la cómoda y coqueta plaza de Valdemorillo, en Madrid. Fue el pasado sábado en una corrida en la que compartió cartel con el riojano Diego Urdiales y el también sevillano Daniel Luque. El encierro fue de Zacarías Moreno.
Una tarde en la que Morante se sobrepuso a un lote de distinta condición y en el que solo la espada le impidió salir en volandas, ya que le hizo frente a un primer animal con nobleza pero poca fuerza y un segundo con movilidad pero escasa entrega. Tiró de todo su repertorio para cautivar a una afición que lo esperaba como agua de mayo. Un nuevo golpe del cigarrero, primero en la taquilla y luego en el ruedo para seguir manteniendo su estatus como primera figura del toreo. Aún le queda por delante una temporada en la que se han marcado un listón alto, un exigencia que seguirá arrastrando a un innumerable numero de aficionados.
Los objetivos de Morante en este 2022
Una temporada en la que quiere honrar a Joselito en el año en el que cumple 25 años de alternativa, llegando a las 80 tardes aproximadamente. Ya tiene firmados dos paseíllos en Olivenza, uno en Illescas, dos en Castellón, otro en Valencia, otro en Arles, uno en Brihuega, tres en Jerez y en la palestra seis en Sevilla y tres -por el momento- en San Isidro. Sin duda una temporada para estar pendiente cada tarde de un torero que no deja a nadie indiferente.
En Valdemorillo se pudo ver además cómo José Antonio sacaba un capote con las vueltas verdes, con una seda y un color especial confeccionado en exclusiva por una sastrería catalana al torero de La Puebla del Río. De todos es conocido su gusto por lo antiguo, y en este caso ha querido sacar a la luz un color, el verde, que lo hace distinto. Sabíamos de la elección parte de espadas como Rafael de Paula o Joselito de capotes con las vueltas azules o moradas, pero no verde.
FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO
