Los esperados astados de la divisa sevillana de Dolores Aguirre fueron embarcados el pasado domingo y ya se encuentran en los corrales de la plaza de toros francesa. Se trata de una corrida seria y muy entipada, con toros acordes al encasta Atanasio-Conde de la Corte. Una corrida prácticamente cinqueña y en la que abundan los toros negros con sus diferentes accidentes.
Una corrida que saltará al ruedo de la plaza de toros de Céret el próximo sábado 16 de julio en un cartel conformado por el jiennense Alberto Lamelas, el valenciano Román y el francés Maxime Solera. Tres toreros jóvenes que buscaran el triunfo ante una de las ganaderías más queridas y respetadas por la afición francesa.
Hay que recordar que esta localidad tiene grandes lazos con Cataluña al estar a escasos kilómetros de la frontera española. Por lo tanto, es usual ver a muchos aficionados catalanes en los tendidos de esta plaza de toros. Céret es un pueblo prácticamente desconocido que, sin embargo, se ha convertido en lugar de peregrinaje para cientos de aficionados a la tauromaquia. Una localidad de poco más de 8000 habitantes, la cual pese estar en territorio francés es una extensión de la cercana Cataluña.
La ganadería de Dolores Aguirre tiene una historia muy particular, una divisa que pese al tiempo no ha perdido esa seña de identidad que le dar el toro bravo. Su historia data de 1941 al comprarle José Castellano Duque a don Eustaquio Parrilla la ganadería que este poseía. Posteriormente pasó a sus hijos y de ahí a Dña. Pilar Cobaleda, la cual la anunció como Campocerrado, variando el hierro y la divisa primitiva y formándola con reses de Atanasio Fernández.
Más adelante en 1971 fue adquirida por la Condesa de Donadío, que varió el hierro adquiriendo un lote de hembras de Atanasio Fernández para aumentar la ganadería, llegando finalmente a manos de Dolores Aguirre Ybarra en 1977 por consejo de Antonio Ordoñez. Al no convencerle de toda esta sangre le añadió simiente del Conde de la Corte, la cual con el tiempo le dio grandes satisfacciones. La adquisición de los sementales ‘Aris’ y ‘Tamaris’ fueron claves para el devenir de la ganadería. Tras fallecer en el 2013 tomó las riendas de su vacada María Isabel Lipperheide Aguirre, hija de la ganadera vasca.