Pasados varios días de las salidas a hombros en Las Ventas —8 y 15 de junio, respectivamente— de Morante de la Puebla y Borja Jiménez, todavía son muchos los aficionados que siguen indignados por la desmedida actuación policial. Las redes sociales se han llenado de vídeos y comentarios sobre la desproporcionada conducta de algunos miembros del CNP. Lo que debería haber sido una celebración plena, un homenaje popular a esos toreros que lograron un triunfo rotundo frente al toro, se convirtió en un mal recuerdo para muchos de los presentes.
La salida en hombros resultó especialmente tensa. Rodeado por agentes a pie y a caballo, apenas pudo sentir el aliento de una afición que fue tratada de manera excesiva. Los cuerpos de seguridad, en su intento por “proteger” al sevillano, formaron un muro que, lejos de resguardar, terminó por aislar y violentar a quienes solo querían acercarse con admiración y respeto a su ídolo. Son varios los vídeos que muestran la actitud altanera y desproporcionada de algunos miembros del CNP.
En declaraciones posteriores, el diestro no dudó en alzar la voz: “La verdad es que había delante mía unos policías que no hicieron las cosas bien, y eso es algo que quería denunciar. La gente venía con todo el cariño a tocarme, y se portaron muy agresivos con ellos”. Morante había experimentado en carne propia el comportamiento de algunos agentes que abusaron de su autoridad para reprimir a una multitud que únicamente deseaba disfrutar de ese instante.

Las redes sociales estallaron tras la corrida, con numerosos testimonios denunciando lo ocurrido. “Es indignante. Yo hoy no he salido del pasillo. Pero con tu vídeo y el oficial de Las Ventas se ve el uso de la fusta. El otro día empujaban como locos a la gente, estando a 10 metros de Morante. Los caballos parados y la gente aplastada contra ellos. Tienen que tomar medidas”, escribió un usuario. Otro, más escueto pero contundente, comentó: “Con los aficionados a los toros son muy valientes…” (no volvemos a reproducir el vídeo por mantener la intimidad de los agentes).
Aunque también hubo cierta tensión durante la salida de Borja Jiménez, con caballos y fuerza excesiva, buena parte de la polémica se centró en el trato recibido por los seguidores el pasado 8 de junio. Resulta irónico que, en un momento de comunión entre torero y público —casi un rito dentro del mundo taurino—, sea precisamente el dispositivo de seguridad el que termine por fracturar esa conexión.
Dos salidas en hombros marcadas por empujones, gritos y escenas difíciles de justificar por parte de un CNP que debería estar habituado a manejar multitudes mucho más numerosas. Puede entenderse que en un momento dado se vieran sobrepasados, que intentaran recuperar el control, pero también debieron ser conscientes que, a diferencia del fútbol, estas celebraciones que se dan en las salidas a hombros de los toreros se viven siempre con pasión, nunca con violencia.

El uso de caballos en medio de la aglomeración y la actitud poco conciliadora de algunos agentes generaron situaciones de riesgo innecesarias. Lejos de facilitar el acto, la intervención policial lo endureció, dejando una sensación amarga entre quienes acudieron a Las Ventas con la única intención de ver, aplaudir e incluso tocar a sus ídolos. El trato hacia los aficionados es una muestra más del abuso que, en ocasiones, estos agentes ejercen, algo que, como ha señalado el propio Morante, no puede ni debe normalizarse.
Los responsables del operativo —o incluso sus superiores políticos— deberían tomar nota de lo ocurrido. La seguridad jamás debe ser excusa para excederse en las funciones asignadas. Es comprensible cierta tensión y caos dentro de la marabunta, pero aquello que resulta inaceptable es la premeditación con la que algunos policías, encargados de proteger al ciudadano, trataran a estos peor que a muchos delincuentes. Si un torero como Morante de la Puebla —que vivió en primera persona esa multitudinaria salida— alza la voz para denunciar lo ocurrido, es porque no puede considerarse una simple anécdota, sino un atropello a quienes estaban allí ejerciendo su libertad.