Una vez finalizada la temporada es importante hacer balance de la misma, los hombres y mujeres de campo se afanan en intentar corregir los errores vistos este año y potenciar esas virtudes que les dejaron satisfechos. En tierras de Medina Sidonia, muy cerquita de la preciosa Vejer de la Frontera se encuentra la mítica finca de Jandilla junto a su vecina de El Horcajo. A escasos kilómetros de Benalup y Casas Viejas una amalgama de hierros y fincas legendarias se abren paso.
Lagunajanda, Salvador Domecq o Rehuelga son esos hierros que se encuentran por una de las zonas más ganaderas de nuestra baja Andalucía, esa que dio cobijo a los toros de Juan Pedro Domecq -primero- y más tarde al hierro de Jandilla hasta que este viajó hacia tierras de Mérida. En la próxima Laguna de la Janda también pastaron los animales de la familia Mora Figueroa, así como los que criara el mítico hierro de Rincón con el que se marcaban -y marcan- a fuego los animales de Carlos Núñez.
A casi una hora y media de Sevilla se encuentra el hierro que comanda María Domecq, ese que heredara de su padre Salvador Domecq. Hace unos días nos citamos con dos generaciones de esta casa, María y su hijo Antón, dos enamorados del toro de la casa y profundos admiradores del toro con nobleza y transmisión, así como de los toreros con embrujo. La familia nos espera a las puertas de un precioso cortijo encalado, blanco con adornos en grana que le dan una gran belleza a esta legendaria finca, esa que lidia desde hace años como Toros de Lagunajanda.
María Domecq es una mujer curtida en mil batallas que sigue al frente de su vacada a pesar de las circunstancias. Presidenta de la recién formada Asociación «Mujer y Tauromaquia», cazadora, abuela, madre y ganadera, una mujer de bandera que a base de buenas decisiones y una cabeza muy bien amueblada sigue criando animales de alta nota. Su sonrisa perenne y su cigarrillo en la comisura de los labios no le abandonan, es una mujer de raza, pero con un gran fondo de nobleza y bondad, algo que le hace ser querida y respetada a partes iguales.
Tras una breve charla informal surge la primera pregunta, esa no es otra que saber el balance de un 2022 en el que Lagunajanda ha sonado para bien: «Estoy razonablemente contenta pero siempre quiero mejorar. Artísticamente he podido ver faenas muy buenas a mis toros; económicamente se ha ajustado a mis previsiones; y me siento especialmente orgullosa del comportamiento de los toros que se han corrido en Festejos Populares, ese reducto de la tauromaquia que tantas personas acerca al mundo del toro» contestaba María Domecq.
Un año donde José Antonio Morante de la Puebla ha elegido los toros de esta mítica casa ganadera para anunciarse en una plaza tan taurina como Cabra. Fue en pleno verano y con el reto de los 100 paseíllos en la cabeza: «Nos llenó de alegría. El maestro es amigo de la casa y todos admiramos que haya dado ese paso adelante para abrir a más encastes y ganaderías que las que copan todas las ferias. Que nos eligiera fue un premio al trabajo realizado, que tu ganadería la maten las figuras es algo que todos los ganaderos tenemos en la cabeza».
«Tenga usted en cuenta que, para ser una figura de época, es obligatorio torear todo y demostrar que se es capaz de lidiar con todo tipo de toros. Es un genio que, a la técnica, le suma la imperfecta espontaneidad que solo tienen los que llevan el toreo muy dentro, de forma innata. Eso es el duende» acabó recalcando una ganadera que se siente dichosa tras un año importante para la casa.
Una ganadería que pese a los vaivenes del tiempo sigue sobreviviendo en este mundo tan difícil como es el del toro bravo. Su hato de vacas ha menguado respecto al que había hace algunos lustros en esta casa, que supo adaptarse a lo que pedían los tiempos: «Tenemos actualmente unas 130 vacas y 12 sementales. En total, entre machos y hembras de todos los guarismos hay unas 450 cabezas (sin contar la parición nueva). Creemos que es el número indicado para el momento que nos toca vivir. Los ganaderos tenemos que saber cuál es nuestro mercado, todo lo que sea salirnos de ahí es un error».
Con ese número de animales y siendo conscientes del mercado que pueden abarcar en 2023 el número de animales no supera los sesenta machos: «Tenemos para completar una corrida grande, y 3 o 4 más en bonito, una novillada con picadores y otra sin picadores. El número de machos para lidiar como bien dices es de unos 60 entre las tres edades».
Madrid es una de esas plazas donde los ganaderos siempre quieren estar. Son más de seis años sin lidiar un animal en dicha plaza, habiendo en los cercados de Jandilla animales suficientes para volver a un coso tan relevante: «Se han unido varios factores. A que había mucho ganado acumulado en ganaderías comerciales a los que tenían que dar salida, se ha unido que nos es complicado conformar una corrida apta para Madrid dado el tamaño de ganadería que tenemos. Esperemos poder volver cuando los inventarios de esas ganaderías profesionales se adecúen, y podamos reunir suficientes toros morfológicamente aptos para la plaza más importante del mundo».
Según escribió Quevedo: “Poderoso Caballero es don dinero”. La situación en el campo bravo es muy complicada debido al elevado coste de las materias primas y una pandemia que golpeó duramente a los ganaderos. Una situación que no ha sido menor en esta casa: «Redimensionado la ganadería reduciéndola y quedándonos con lo mejor. Hemos sacado algunos sementales y hemos visto en la plaza de tientas la camada completa del año de la pandemia. Lógicamente esto ha tenido un coste grande, pero nos cogió con un tamaño que nos ha permitido pasar el tirón sin excesivos problemas».
FOTOGALERÍA: JUAN ANDRÉS VIEDMA