ÚTILES

El interés de Morante por innovar y una nueva espada más efectiva y certera de Manolo Sales


viernes 30 agosto, 2024

Morante de la Puebla hace tiempo que se interesó por conocer más afondo los artilugios para la lidia creados por Manolo Sales y Julio Fernández, que ahora han vuelto a sacar un nuevo modelo.

Morante
Morante, tras estoquear un toro en Las Ventas.© Luis Sánchez Olmedo

Contra lo que se piensa, la Tauromaquia nunca ha dejado de evolucionar adaptándose a la sociedad. Su evolución es tan dinámica que si un aficionado de hoy pudiera viajar al pasado y presenciar una corrida de hace cien años, no entendería nada.

La continua puesta al día de la corrida de toros siempre afectó a los dos ejes de la Fiesta, al toro y al torero. En líneas generales, salen al ruedo más toros bravos que antes y se torea artísticamente mejor que nunca. Pero si la bravura y el toreo han evolucionado, la lidia ha involucionado. Hasta el final de la Edad de Plata -año 1936- la lidia era brillante en sus tres tercios. Ahora, solo hay un tercio decisivo, el último, y los otros dos son a menudo un puro trámite. El hecho es tan evidente que no es preciso argumentarlo.

En el toreo actual ha influido el uso de las banderillas colgantes, una genial innovación aportada en 1992 por el ex matador de toros valenciano Manuel Sales, un utillero sin paragón en toda la historia del toreo, que tardó tres años en aprobarse. Ésta, su primera innovación, aparte de evitar accidentes por palotazos de las rígidas banderillas tradicionales, permite un toreo más ceñido y seguro.

Morante de la Puebla es seguramente el espada más comprometido con el futuro de la Tauromaquia, un diestro que busca dar continuos pasos hacia atrás para volver a dotar al festejo taurino de ciertos aspectos que se han ido perdiendo con el paso de los años. La recuperación de los capotes con las vueltas de seda, telas, colores, bordados y chorreras que nos retrotraen a finales del siglo XIX y comienzos del XX o las monteras de comienzos del siglo XX, el diestro cigarrero también ha dejado patente su personalidad al utilizar medias blancas o el corbatín ancho, amén de dejarse las patillas y la coleta real.

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Morante, al lado de Talavante en Arles. © Muriel Haaz

Este torero, que no deja de sorprendernos tanto en el ruedo como fuera de él,  también ha rescatado suertes en desuso que ya no se veían en los ruedos, como “el galleo del bú”, que se ejecutaba a fines del siglo XIX, el cual reinventa Joselito y Morante revive, al igual que “la revertina”, recorte que se ejecuta con el capote al brazo y que popularizó el diestro sevillano Antonio Reverte a finales del siglo XIX y comienzos del XX o “el cartucho de pescao”, tan representativo en el siglo pasado en la trayectoria de Manolo y Pepe Luis Vázquez.

Pero Morante trata de volver a dar importancia a los dos primeros tercios, de ahí su interés por la nueva puya cuadrangular y las banderillas de punzón creadas por el maestro Manuel Sales y el veterinario Julio Fernández. También se ha interesado por la espada de dichos innovadores, aportando personalmente mejoras para la seguridad del uso del estoque de descabellar. En resumen, Morante de la Puebla se preocupa también por el devenir de la Fiesta y la actualización de los útiles del toreo.

La nueva espada que persigue una muerte más rápida de las reses de lidia en el ruedo

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Morante con el estoque de cruceta o verduguillo innovado por él y su mozo de espadas, al que ha dotado de una correa de seguridad. © P. R.

Los citados innovadores, apoyados en estudios anatómicos, ingenieros industriales y especialistas de la industria metalúrgica, persiguen una muerte más rápida de las reses de lidia en el ruedo. Para ello han diseñado un nuevo modelo de espada reglamentaria, indistinguible de la tradicional desde el tendido, a cuya hoja han dotado de una nueva forma algo más ancha, prolongando los filos de corte con una punta diferente a la del estoque tradicional.

El nuevo modelo fue estrenado con éxito por el diestro Emilio de Justo en la Feria de otoño de 2018 en Las Ventas, con sendos estoconazos ante dos toros de El Puerto de San Lorenzo. Resultado: estocada sin puntilla en su dos toros, Puerta Grande y ascenso imparable de una nueva figura del toreo. Desde entonces, Manuel Sales y Julio Fernández han ido mejorando su espada innovada.

Román y Juan de Castilla han probado esta espada esta temporada

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Juan de Castilla tras estoquear un toro. © Luis Sánchez Olmedo

Sin ir más lejos, en esta temporada Román y Juan de Castilla la han usado en plazas como Pamplona o Añover de Tajo ante toros de Cebada Gago y Prieto de la Cal, cayendo estos animales en 14 y 17 segundos respectivamente; también el novillero Pedro Montaldo en su triunfal debut con picadores en Teruel ante el novillo de su debut de Los Ronceles, que cayó muerto sin puntilla en 9 segundos o el novillero sin caballos César de Juste en su triunfal presentación en Cella con un novillo de La Lucica. A esta lista hay que sumar otros toreros que confían en esta innovación, como el novillero sin caballos Simón Andreu, los novilleros con picadores Marco Pérez y Miguel Andrades, los matadores mexicanos Uriel Moreno “El Zapata” y Carlos Rodríguez, o los españoles Sánchez Vara, Octavio Chacón, Alberto Lamelas, Alberto Durán, Emilio Serna, Javier Cortés, Manuel Diosleguarde y Adrián de Torres, entre otros.

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Modelo de espada innovada del novillero sin caballos César de Juste.

Sus creadores, preocupados por la ineficacia del estoque tradicional porque demerita buenas faenas y priva a los toreros de muchos triunfos, y también por reducir el tiempo de la agonía del toro para hacer más patente la ética incontestable del toreo, explican que la última generación de espadas, nacida en mayo de 2024, lleva una hoja de tres canales y sección triangular que combina alta tecnología, ciencia y el toque personal artesanal del maestro Sales. La hoja, de un acero especial, está fabricada con procedimientos metalúrgicos muy sofisticados que eliminan defectos internos propios del acero dándole una forma precisa sin microfisuras, mejorando sus propiedades mecánicas y de corte, reduciendo a la vez su peso con el fin de obtener mayor precisión en su uso. La punta tiene un acabado más estrecho que en modelos anteriores para minimizar pinchazos en hueso. La última mejora es sobre la ergonomía de la empuñadura, tanto de bola como de barra, que incorpora un único gavilán. El resultado final es una espada muy ligera, que se adapta y personaliza en función de las características de cada matador de toros o novillos, que pesa menos que un estoque simulado o ayuda para ganar en precisión, contundencia y eficacia.

Sin duda alguna, esta nueva espada ayuda a reducir encuentros fallidos y a conseguir que los animales caigan con mayor rapidez, pero el mérito está en las buenas estocadas de los espadas, esos que se juegan la vida cada vez que realizan la suerte suprema. La espada se convierte en la prolongación del brazo, la mirada, la técnica y el corazón del matador. Influyen no solo el arco y la flecha sino el arquero, pues mata el que va detrás, del mismo modo que una carrera la gana el ciclista y no su bicicleta, aunque los modelos de hoy no tengan nada que ver con los de hace cien años.