Este domingo no todo fue alegría en la plaza de toros de Salamanca. Durante la lidia del cuarto de la tarde, tanto el público que llenaba los tendidos de La Glorieta como el propio Morante pidieron al presidente la devolución del astado de Núñez del Cuvillo.
Fue después de que rematase en los burladeros y Morante lo saludase con medio capote; el sevillano recriminó al presidente con un claro gesto señalando su ojo que el toro de Núñez del Cuvillo no veía bien, y por tanto no era apto para la lidia. Tras ir al jaco y perder las manos el presidente accedió a sacar el pañuelo verde y proceder a la devolución del astado.
Afortunadamente y tras la devolución del toro todo acabó en triunfo, más si cabe cuando el sevillano cambiaría las tornas al cortar las dos orejas del sobrero que hizo cuarto, propiciando así su salida en hombros junto a Alejandro Talavante y Andrés Roca Rey en una tarde que acabó en apoteosis.
Pero no es la única vez que Morante ha mostrado su disconformidad con el palco: ya le ocurrió hace varios años en Alicante, en dicha plaza tras negársele la segunda oreja el torero de La Puebla le mostró al presidente unas gafas de vista en un claro gesto de disconformidad con su criterio.
Este año también ha tenido su más y sus menos con un sector de aficionados de determinadas plazas, en Dax, Linares o Albacete ha tenido que escuchar la bronca por parte de un sector de la afición en desacuerdo con sus actuaciones. Sin duda la cara y la cruz de un torero que no entiende de medias tintas, un espada que es fiel a si mismo y que no le importa ser abroncado o pitado por un sector de la plaza tras no ver claras distintas situaciones de la lidia.