AL NATURAL

¿Por qué la camada entera de Juan Pedro Domecq, Morante?


martes 19 abril, 2022

Morante ha lidiado todas las corridas que ha lidiado Juan Pedro Domecq este año y se sabe que aún le quedan al menos seis más

Juan Pedro Domecq Morante
Morante, el pasado año en Vistalegre. © Luis Sánchez Olmedo

Si hace unos años alguien me dice que voy a escribir esta columna a la vuelta de unos años me hubiera carcajeado en la cara de quien fuera. Yo, un enamorado del toreo lento, parsimonioso y templado, me dispongo a recomendarle al que mejor lo hace que no lo haga con una de las ganaderías que mejor lo han propiciado en los últimos tiempos. Los dos protagonistas del momento legendario de aquel San Isidro de 2009 donde aprendimos que el toreo de capote era otra cosa distinta de la que nos estaban contando, Morante y Juan Pedro Domecq, ahora se ‘molestan’ mutuamente en los carteles de las grandes ferias.

El torero que ha dado el paso de entrar en la leyenda abriendo el abanico de los encastes cuando ninguna figura lo estaba haciendo en ese momento no debería exprimir su confianza en Juan Pedro Domecq, porque Juan Pedro tiene mucho trabajo para volver a lo que fue. Ojo, que tal vez lo haya hecho ya, y por eso ha eliminado todo lo de Parladé -cuya característica, por cierto, era la de tener un punto más de viveza que la casa madre- y lo va a marcar todo con el hierro legendario del Duque de Veragua. Tal vez esa demora en los cambios ganaderos, cuyo acierto o error no se ve hasta cuatro años más tarde, esté encubriendo ahora la corrección que haya realizado Juan Pedro. Porque de tonto no tiene un pelo.

Juan Pedro Domecq sabe el estado en el que está su casa, y supongo que no será por capricho ni por azar que esté acometiendo reformas en ella para que vuelva a ser la casa acogedora a la que puede llegar a hospedarse toda la familia. Porque ahora, vacía por dentro, no le queda más que la fachada apuntalada que mantiene lo que en otro tiempo fue. Pero también -y eso es lo peligroso para el toreo- la camada vendida en las ferias más importantes y siempre en los carteles de relumbrón, en los que deberían pasar cosas que atraigan a la fiesta a los que están por venir. Los carteles en los que suele estar Morante, porque es un hierro que suele pedir.

Hasta el punto en que ha poblado todos, absolutamente todos los carteles en los que se lidiaba una corrida de Juan Pedro en esta temporada de 2022. Una oreja en Castellón, a base de mucho querer con lo que se escurría entre las manos. Ese es el bagaje de un torero al que el rebufo del pasado año lo lleva a navegar con viento de cola. Morante sabe el toro que le gusta, pero no tengo tan claro si sabe cuál es el toro que le va. Si lo supiera, no tendría por delante este año otras seis corridas con el hierro de Veragua. ¡Seis, oiga! El torero que luce su poderoso toreo enroscado de exigir un mundo o mandar al carajo el fondo de un animal tiene seis encierros que matar aún de lo mismo que en Sevilla. Y eso, en abril, preocupa. Aunque los buenos estén por salir.

Ya se dio el caso de un ganadero –Ricardo Gallardo– que quitó todo lo que le quedaba de saca por un error de manejo que le estaba restando gas a la moto que él vendía. No sería extraño que un ganadero de renombre y de conocimientos hiciese lo mismo por el bien de su vacada. Pero, amigo, después de una pandemia de dos años, hay que sacarlo todo, aprovechando que lo tienes vendido. Y ahí está también la complicidad de unas figuras que no sé si tienen claro que cuando llegue el 26 de mayo y suene en Madrid el tararí, los tres de Resurrección se verán de nuevo en Madrid con esta misma vacada. Y el aficionado, que salió disgustado y con la sensación de haber sido burlado, pensará que a él -o ella- no lo vuelven a ver en esa. Menos mal que queda La Quinta

Porque esa es la corrida que de verdad genera interés en todo tipo de aficionados; el hierro que está recuperando para las grandes ferias el encaste Santacoloma y que está funcionando una barbaridad en todas partes, con tres toreros con verdadero interés y poco habituales en esas lides. ¿Cuánto creen que durarán las entradas? ¿Cuánto cemento queda en los recintos cuando se anuncia a los mejores? Ahora veamos qué ocurre cuando Morante, en su temporada de la centena, haga el paseíllo en Córdoba, en Madrid, en Granada, en Estepona, en Santander y en Málaga con el hierro de Juan Pedro estampado junto al suyo en el cartel. Estas cosas hay que verlas, que tienes un extraordinario veedor…

Así que, ¿por qué, Morante? ¿Por qué la camada entera de Juan Pedro cuando peor la ves venir…?