El torero murciano Paco Ureña ha abandonado los ruedos. Por más que lo busca uno por las plazas que han sido escenarios de sus grandes triunfos -y épicas gestas- nadie es capaz de encontrar su nombre. Ni siquiera escondido entre la maleza en la que se ubica a la masa. Y no deja de ser curioso, porque si uno mira al último año prepandemia -el último que se ha dado enterito, sin bajas por Covid- verá que fue el triunfador de San Isidro, con cinco orejas (dos de ellas a un mismo toro). Y que estuvo a las duras, cuando se cayó Roca Rey de la corrida de Otoño y llenó la plaza con un mano a mano con Miguel Ángel Perera (que algo tendría que decir también).
Por eso, y porque en la plaza de sus renacimientos, de sus amores y de sus sufrimientos, de la que ha salido tan triunfador como desmadejado varias ferias de Julio, no aparece su nombre en los carteles oficiales. «No viene porque no quiere«, dirá la empresa, cargada de la razón que te da haberle ofrecido la de Victorino diciendo que eran lentejas. ¿Así se paga la lealtad de un tío que rechazó varias ofertas suculentas para reaparecer en ‘su’ plaza después de haber perdido un ojo en acto de servicio? Y fueron dos orejas las que cortó en su última participación en la Feria de Julio. Las que le cortó a dos toros de Algarra allá por el año 2019.
Es que no está tan lejos en el tiempo esa calenda, pero parece que a lo que más ha afectado la trágica pandemia que partió en dos la historia es a la memoria. La parte más frágil, claro, porque la moldea uno a voluntad según le convengan los recuerdos. Y prefiere acordarse de la fortuna de un Manuel Escribano que indultó a Cobradiezmos una tarde sevillana de abril -y a esta hora tiene trato de mandón, con una encerrona de Miura para cerrar la Feria-, que recordar el ralentí de un tío de Murcia, vestido de rosa y oro aquella tarde, que se pasó despacio y muy cerca la embestida de un cárdeno al que le cortó las dos orejas y pinchó desgraciadamente al otro toro cuando La Maestranza ya hervía cual manicomio. Eso sucedió en la plaza que regenta, señor Valencia. Por si lo ha olvidado ya.
Igual que no se acuerda de lo que sucedió el pasado año, cuando salió un toro con correa con el hierro de Matilla para que un tipo que le ha dado al toreo su vida y su integridad le arrancase una oreja que todo el toreo calificó de orejón. El toreo de Ureña te podrá gustar más o menos, podrás darle más o menos valor a su forma de interpretar, eso no es lo que se discute. Lo que nos ocupa es que los méritos contraídos a sangre y fuego en las principales plazas del país se los están pasando por el forro los que sospecho que no soportan que no sea ‘de los suyos’. Y por eso no está en los carteles. Y por eso uno puede pensar, al no verlo anunciado en los puestos de privilegio -ni en los otros- que Paco Ureña se ha retirado.
Sería la única explicación plausible para sustentar el futuro, porque si no, a ver cómo le explicamos a un chaval que hoy se prepara para darle su vida al toro que hacerlo no va a tener premio alguno. Que uno se deja el cuero en esas plazas de Dios para que te lo canten mucho y no te sirva nada. Que tienes que poner tu vida en juego, muchas veces pasando la línea sin garantía de retorno, para que te nieguen el derecho -si no te apodera una casa grande- hasta de preguntar cuánto vas a ganar. Porque a los independientes no los miran muy bien los que organizan muchas ferias, que salen muy caros y no tienen cromos para cambiar con tus toreros. Y ese es el motivo por el que a día de hoy Paco Ureña -que es flacucho, triste y de Murcia- está fuera de una feria donde ya están acomodados toreros por el artículo 33.
Pero ojo, que no hablamos sólo de su ausencia de Sevilla; tampoco Madrid ha llamado al de Lorca, pese a haber agotado el papel en sus cuatro últimas comparecencias en Las Ventas. Hablamos de llenar la plaza, ya que no atendemos a los méritos en el ruedo. Y hablamos de que a estas alturas las corridas que podía elegir un torero con el estatus que el murciano se ha ganado derramando sangre ya están repartidas entre los que primero eligen -y los ‘daños colaterales’ de sus elecciones-.
Nadie duda de Morante de la Puebla, de El Juli, de Manzanares o incluso de Roca Rey -que aunque parezca mentira ya está notando también las desventajas de la independencia-, pero ¿de verdad entre los 15 puestos que se reparten sólo en Sevilla no había uno bueno para Ureña? Si la respuesta es no, ya sabemos que es los que ha pasado con Paco y por qué no figura en los carteles: Ureña se ha retirado. No hay más explicación. Como no la hay a que nadie diga nada y se dé por buena la actuación. ¿Es esta la famosa grandeza del toreo…? ¿Era esto lo que queríamos reconstruir…?