El hierro de Araúz de Robles, uno de los más emblemáticos del campo bravo jiennense, volverá a San Isidro 2022, según ha podido conocer este medio de comunicación. Lo hará, además, en el año en el que el toreo ha despedido a su criador, Don Javier Araúz de Robles, que fallecía el pasado fin de semana en Madrid y era despedido en la tierra en la que pastan sus toros con el calor y el cariño de toda la afición taurina.
Hace justo unos días también contábamos en este medio la seria y extensa camada que tenía la divisa jiennense para esta temporada de 2022, compuesta por medio centenar de toros con los que no iba a tener problemas para acudir a todo tipo de plazas. Y esa ilusión de poder acudir a plazas de relevancia hace que la familia cambie un poco el ánimo tras unos años de gran dureza por la pandemia y el reciente fallecimiento de Don Javier Araúz de Robles, continuador de la ganadería tras sus predecesores.
Un ganadero hecho a sí mismo, un hombre que amaba a su vacada por encima de todo. Una ganadería creada por su padre, D. José María Araúz de Robles, quien compró algo más de 100 vacas en 1947, las cuales tenían diversas procedencias, coincidiendo muchas de ellas en el origen Saltillo. A ese lote de vacas se le añadió un semental de Samuel Flores que dejó su simiente Gamero Cívico en la ganadería. La casta es el santo y seña de esta casa ganadera, conseguida a través de trabajo y rigurosa selección en los tentaderos, lo que le ha supuesto seguir en boca de los aficionados después de tanto tiempo.
Ya en 2019 Araúz de Robles estuvo presente en los desafíos ganaderos fuera de Feria
Este año los toros de la divisa que con tanto mimo crio y seleccionó Don Javier volverán a lidiarse en pleno San Isidro. Tras volver en 2019 en uno de los desafíos ganaderos, la pandemia cortó toda posibilidad de regresar en San Isidro. ‘Latoso’ 63, ‘Chirón’ 74 y ‘Chirivito’ 79 dejaron satisfechos a una familia ganadera que nunca ha dado la espalda a un legado familiar que este año cumple 75 años en manos de la familia. Por tanto, volver a San Isidro será el mejor homenaje tanto para su ganadero, recientemente fallecido, como para esta divisa que cumple sus bodas de brillantes en este 2022.
Una divisa que cuenta con esa particularidades antes citadas. Sus animales de origen Saltillo y Gamero Cívico le dan un toque especial. Cárdenos, negros, mulatos, castaños o incluso barrosos hacen de esta vacada una joya genética del campo bravo, esa que intentan conservar los hijos de Javier, quienes siguen apostando por aquello que comenzara su abuelo, que le diera continuidad y fuste su padre y que ahora ellos tienen que volver a llevar a las grandes ferias.
Esos grandes abonos que hace años tenían a esta divisa como fija, que hace unos años refrescó su sangre con animales de Román Sorando vía Salvador Domecq, todo puro Parladé, esa rama que tiene unión directa con los Gamero Cívico de la familia Flores. Comparten un mismo tronco, bien es cierto que luego ambas ramas tomaron caminos separados hasta el día de hoy. Esas ferias en las que toreros como Enrique Ponce o José Tomás no tenían ningún problema en lidiar los toros criados en las cercanías de la localidad jiennense de Guarromán. Muy cerca de allí, en Zocueca, descansa desde hace unos días D. Javier Araúz de Robles, muy cerca de su paraíso, tan cerca que desde el cementerio de dicha localidad puede apreciarse esa finca donde durante tanto tiempo fue feliz con sus toros y su familia.