Si los ganaderos no tuviesen suficiente con el excedente de toros bravos al que se han enfrentado en los dos últimos años debido a la falta de festejos, la subida del precio de los piensos, el problema del agua en algunas zonas o el poco dinero que se paga por las corridas tras la pandemia, ahora el lobo les quita su pan y su genética. El último hierro afectado ha sido el de Victoriano del Río, que durante la pasada madrugada ha vivido el último de los múltiples ataques de lobos sufridos a lo largo de 2021. 24 becerros muertos en las fauces del cánido en total; y más allá de ser 24 animales, lo peor es que son 24 comportamientos que su ganadero no verá en la plaza para la pervivencia del encaste.
«Durante el año 2021, hemos tenido 16 ataques en Madrid y 8 en la finca de Valladolid», comienza relatando en palabras a Cultoro el ganadero Ricardo del Río. En total, han tenido 24 bajas entre las dos fincas, ubicadas en la localidad de Miraflores de la Sierra (Madrid) -en la que tienen los toros de saca- y otra en el límite de la provincia de Valladolid con León.
«El problema que tenemos ahora es que esos cupos de lobos que se estaban cazando ya no existen, porque la caza ya está prohibida», denuncia Ricardo del Río en relación a la inclusión del lobo en el Listado de Especies en Régimen de Protección Especial, lo que impide su control cinegético en todo el territorio nacional. «Si no se está regulando la cantidad de lobos que hay, aumenta sin control la población y ésta se extiende en más territorio, y al final los daños van a ser en todos los sentidos mayores«, expone uno de los representantes de la ganadería de Victoriano del Río.
El ganadero de Victoriano del Río advierte sobre el lobo: «El problema irá a más»
Ricardo del Río va más allá en su planteamiento y se adelanta en el tiempo sobre el problema de una posible sobrepoblación de cánidos en un futuro próximo en la Península: «Es un problema que irá a más, que desgraciadamente se notará en muchos ámbitos de la sociedad, no solamente en el ganadero. Pronto habrá más atropellos de lobos porque aumentará su población y pondrá en peligro a los conductores, provocará más accidentes en las carreteras y habrá más pérdida de miedo al humano, que es el principal depredador que tienen».
Esto derivará en que «más pronto que tarde tengamos que lamentar el ataque a un ser humano. Lo veremos porque actualmente se están observando cómo están perdiendo el miedo a la maquinaria agrícola, y en concreto a los tractores; vemos cómo manadas enteras de lobos pasan tranquilamente al lado de un tractor arando, y eso es muy grave», denuncia el ganadero en relación al acercamiento de cánidos a zonas pobladas.
Del Río también denuncia que «el conjunto de la Administración no tiene interés por salvaguardar al ganadero. Habría que pensar que, si en los últimos años ha habido un crecimiento en la población de lobos en la Península, lo único que se consigue con no controlar su presencia es enfadar a los ganaderos, que se sentirán muy dañados y rápidamente aumentarán sus pérdidas», como así estamos viendo.
Sobre la polémica votación para la inclusión del lobo en el LESPRE en la que territorios como Ceuta o Melilla, que no han tenido lobos a lo largo de su historia, contaban igual que Asturias o Cantabria, Del Río denuncia que «los políticos miran por el conjunto de sus intereses, no por lo que de verdad tienen que mirar. Votan por partidos, por bloques, y no tienen en cuenta realmente lo que le pasa a la gente, en este caso a los ganaderos», expone.
El lobo, una situación inédita en el campo bravo
Durante el año 2021, otros hierros como el de Domingo Hernández sufrían también ataques de lobo y coincidían en que, de pocos años a esta parte, los ataques de cánido a explotaciones bravas era algo inédito: «Yo tengo escritos de principios de los años 30, en Miraflores de la Sierra, de haber matado lobos que habían atacado animales, pero desde entonces no se había vuelto a tener noticias de ello», expone Ricardo del Río. «En otras comunidades autónomas es más habitual su presencia, pero en Madrid no, y el problema es que se está extendiendo a zonas como Castilla-La Mancha», avisa el ganadero.
«El ganadero de manso pierde carne, pero el de bravo pierde genética»
Otro pilar clave que pierde el ganadero de bravo cuando un toro le ataca no es solamente la res, sino la genética que ésta lleva dentro: «El ganadero de manso pierde carne, pero el de bravo pierde genética cuando un lobo te mata un animal«, defiende Ricardo del Río. «Lógicamente, tú no puedes ir a probar ya a ese animal que has perdido. Es una selección que has hecho; en la carne puedes sustituir por otra raza, pero en la lidia es algo irreversible, que no puedes nunca sustituirlo. Hay ganaderías que tienen facilidad para encontrar la misma base genética, pero otras no tanto, y ahí radica el problema», expone.