Hablar de Alcurrucén es hacerlo de una de las divisas más importantes del campo bravo. La familia Lozano ha conseguido moldear a un tipo de toro a su imagen y semejanza, una casa ganadera que ha dedicado su vida entera a la tauromaquia primero con el traje de luces y luego como empresarios, apoderados y ganaderos, algo que está al alcance de muy pocos.
La de los Lozano es una familia que tomó la decisión de hacerse ganadera allá por 1967, año en el que los hermanos emprenden el viaje comprando una punta de vacas doña Eusebia Galache y añadiéndolas al ganado que se había comprado a Isabel Sánchez Tabernero. En 1982 eliminaron lo anterior, formándola con hembras y sementales de herederos de don Carlos Núñez y la anuncian entonces con el nombre de ‘Alcurrucén’. Este año 2022 se cumplen por tanto cuarenta desde la adquisición de la rama que ahora forma la ganadería; cuatro décadas dándole categoría a un encaste que es santo y seña del campo bravo en una campaña en la que lidiarán 90 toros repartidos en unas 11 corridas, dos de ellas en la primera plaza del mundo.
Madrid, eje de la historia de Alcurrucén
La de Alcurrucén es una ganadería que ha fraguado sus éxitos en múltiples plazas, pero quizás la que más le ha dado crédito haya sido Madrid, un coso que la familia conoce a la perfección y en el cual sus toros han dado grandes tardes de gloria. El de Alcurrucén es animal con nobleza, calidad y humillación pero al que no le falta esa chispa y acometividad que exige la primera plaza del mundo. Tras tomar antigüedad el 18 de junio de 1989, Alcurrucén no ha parado de cosechar triunfos: toreros de la talla de César Rincón, José Tomás o Julio Aparicio supieron en los años 90 consagrarse con ellos, al igual que en siglo XXI nombres como Sebastián Castella, David Mora, Ginés Marín… aprovechando un animal con unas virtudes excepcionales para hacer el toreo.
Ginés Marín, punto y a parte en el último lustro en Alcurrucén
Pero si hay un torero en la actualidad que le tiene tomada la medida a esta ganadería en Madrid es el extremeño Ginés Marín. Un espada que pese a su juventud ya ha conseguido salir en hombros hasta en dos ocasiones, ambas con el hierro de la familia Lozano. Primero fue el día de su confirmación en Las Ventas, el 25 de mayo de 2017, el segundo en la pasada feria de otoño madrileña, el 12 de octubre de 2021. Dos fechas marcadas a fuego en la trayectoria de un torero con unas cualidades enormes. Siete orejas ha cortado Ginés en su paso por Las Ventas, un bagaje importante para un torero tan joven.
La temporada 2021 de este hierro
Egido Grande, La Mudiona, La Cristina y El Cortijillo son las cuatro fincas en las que se cría el toro de la familia Lozano, cuatro zonas que dan cobijo a una ganadería señera que año tras año muestra una evolución importante, esa que busca el toro del mañana sin olvidar el de hoy en una familia obsesionada por depurar y darle una vuelta de tuerca a la bravura. Esa bravura que derrocharon sus animales en una campaña de 2021 en la que, pese a no lidiar la camada entera, sí pudieron darle salida a más de 50 animales entre toros y novillos. Vistalegre, Toledo, Castellón, Mont de Marsan o Las Ventas fueron las plazas de mayor relevancia donde el toro de Alcurrucén se hizo presente.
Toreros de la talla de Morante de la Puebla, Julián López ‘El Juli’, Diego Urdiales, Paco Ureña, Emilio de Justo o Ginés Marín se anunciaron con la divisa de la familia Lozano. Una temporada interesante en la que el buen juego de sus toros fueron la tónica predominante en la temporada. Una temporada que se cerró con la gran tarde de Morante de la Puebla y la Puerta Grande de Ginés Marín el pasado 12 de octubre. Otra vez el hierro toledano volvía a catapultar a un torero hasta lo más alto.
90 toros y 11 corridas para 2022
Pese a la reducción de animales y el crecimiento de la camada, se espera que este 2022 se lidien unas once corridas. Pese a no estar ni en Sevilla ni en Valencia, esperan a esta divisa los cosos de mayor importancia y `para ello la camada ya está rematada. Los toros de saca están lustrosos; la luz de febrero les da un color especial. Una camada armónica, fiel a lo que ha sido siempre este encaste. Variada de pelos, con toros para todo tipo de plazas. Sin duda 2022 se presenta ilusionante para una familia ganadera por los cuatro costados.
FOTOGALERÍA: PABLO RAMOS