El nacimiento de un becerro bravo en una ganadería siempre es una buena noticia. Son sueños ganaderos que poco a poco se van cumpliendo y objetivos que se van trazando. Todo ganadero de toros tiene en la cabeza por donde quiere que vaya su hierro y, gracias a estos nacimientos, la ilusión se dispara. Todo empieza con la unión en el mismo cercado del semental y la vaca, después de que tiempo atrás se decidiese el lote en el que colocarlos. Una vez nacido el becerro, el proceso se va a acortando hasta llegar a verlo o bien en una plaza de tientas o en una plaza de toros.
Una ganadería es un proceso muy lento en el que hay que ir poco puliendo defectos e ir subiendo el listón. Ser ganadero es dar un paso más, y ser reconocido con esa categoría está al alcance de muy pocos. La palabra «ganadero» es indicativa de alguien que consiguió darle su sello a su ganadería; por el contrario, criador de toros bravos es todo aquel que adquiere un lote de vacas y un semental. Y ser ganadero significa ser capaz de darle tu personalidad a tus animales, de conseguir que ese sueño del que hablamos antes se torne en realidad.
En la ganadería todo se hace despacio, de ahí que las prisas no sean buenas consejeras. Por eso, un buen paso para los amantes de esta especie y que sueñan con criarlos algún sea el apadrinar a un animal, y así comprobar todo lo que se sufre y se disfruta hasta ser ganadero.
Es algo que han puesto en marcha las ganaderías Bellalucía y Caras Blancas propiedad de Julián Carpio, y ubicadas en la localidad madrileña de Fuentidueña de Tajo. Desde ahora, te dan la oportunidad de apadrinar un becerro. Con una aportación económica, ayudas al mantenimiento del animal y a la sostenibilidad de la ganadería y la conservación del medio natural. El apadrinamiento consiste en ofrecer una aportación anual y seguir desde su nacimiento, crecimiento, bautismo a fuego y tienta (en el caso de las hembras) hasta su lidia (en el caso de los machos).
Ventajas del padrino del becerro en la ganadería
El aficionado que apadrine un becerro en la citada ganadería será el encargado de poner nombre al animal, visitar en exclusiva dos veces al año la ganadería para conocer al becerro, su madre, padre y resto de la camada disfrutando de un día de campo, asistir el día del herradero y marcar su becerro, disfrutar de la tienta en la plaza de toros de la finca y ser informado del día y festejo de su lidia (en el caso de los machos).
Estas fechas serán programadas por el ganadero sin la posibilidad de cambio. En caso de muerte del animal, en los primeros seis meses de vida el padrino escogerá otro becerro de la ganadería. El padrino podrá asistir a todas estas actividades con un acompañante. La aportación económica anual es de 100 euros.
En cuanto a los compromisos de la ganadería, se incluye enviar certificado oficial del apadrinamiento, mención especial (con su autorización) en sus redes sociales y mandar fotos de la evolución del animal e informar de cualquier incidencia.
¿Cómo elegir tu becerro? Hay dos opciones: elegirlo por foto y después concretar una visita con el ganadero para poder conocerlo, o acudir a la finca y elegirlo en persona (al ir a elegirlo ya gastarías una de las visitas programadas).