Finalizó la temporada 2021, un año taurino que comenzó tarde debido a las sucesivas olas de coronavirus que se repitieron en la época primaveral y al bajo aforo permitido por las Administraciones para celebrar festejos taurinos; no obstante, a partir del verano la campaña remontó y se consiguieron reflotar un gran número de festejos. A continuación, traemos diez de las mejores faenas que se recuerdan en plazas de importancia esta temporada. Se trata de diez obras escogidas con mimo y que protagonizan nombres como Morante de la Puebla, El Juli, Emilio de Justo, Diego Urdiales, Alejandro Talavante, Daniel Luque, Juan Ortega, Roca Rey, Ginés Marín o Miguel Ángel Perera. No te las pierdas.
22 de mayo: El Juli, obra rotunda de dos orejas en Vistalegre
“Tabernero”, de Garcigrande, hizo quinto de la tarde del 22 de mayo en Vistalegre, un animal al que El Juli saludó a la verónica y ya le echaba la cara abajo. Torerísimo el inicio de faena, hincando la rodilla totalmente en tierra y sacándose con gusto y de forma vertical al animal al centro del anillo. Aprovechando la codicia y humillación del animal, prosiguió Juli haciendo el toreo en la primera serie por la mano diestra. A pesar de una caída del de Garcigrande y de algunos parones en algunos embroques -hecho por el cual tuvo que tocar fuerte y en varias ocasiones en algunos muletazos Julián-, logró meterlo en el canasto el torero con la zurda y trazar largo López. Conectó más con esta mano, al natural. De nuevo con la diestra remató el conjunto de una faena de sobreposición al astado y en maestro. Metió la espada un punto trasera pero entera y efectiva El Juli. Cortó dos orejas.
6 de agosto: Juan Ortega desata la locura en El Puerto
“Travieso” era el negro sexto de aquella tarde en El Puerto, segundo del lote de Juan Ortega, de 500 kilos de peso. Toreó con un temple supremo, manejó las muñecas con una sutilidad suprema e hizo el toreo de más puro arte. Enorme Juan Ortega. Por la derecha acompañó la embestida del de Garcigrande de nuevo con temple, y la lástima fue que a zurdas le robó las telas el astado. Se le fue yendo a menos el animal, pero dejó de nuevo detalles de su personalísima forma de ver el toreo en el epílogo muleteril. Extraordinario Ortega. Mató de un estoconazo.
11 de septiembre: Talavante explota en Arles
Talavante explotó en su vuelta en Arles. Reventó de torear en tres obras de ambición madura que pretendió subrayar su estatus y su caché. Fue contra él mismo y sus fantasmas la batalla de Alejandro, al que le brota el toreo o no se difumina en el intento. Fue contra su propia sombra, pero también contra su rival de hoy, una némesis osada y con formidable descaro que se llama Roca Rey.
11 de septiembre: Roca Rey le hace cara a Talavante
En aquella misma tarde, dos orejas cortó Roca Rey con el sexto de Cuvillo, otra faena intensa de menos a más con una segunda parte de obra realmente espectacular. En las cercanías, Andrés se pasó al toro por todos los lados y culminó una tarde soñada. Faena de torero en plenitud y con carácter para rematar un espectáculo grandioso. Vuelta al ruedo al animal.
25 de septiembre: oreja de peso para Perera en La Maestranza
Sobresalió el toreo de capa de Perera ante aquel animal, un toro de Garcigrande que fue agarrando celo. Verónicas muy templadas, sacando las manos de fuera, ganándole un paso y pulsando la embestida del de Garcigrande. Aprovechó la movilidad del animal en un gran quite en el que toreó por varios palos. Chicuelinas con medio capotito, Cordobinas muy suaves y templadas, seguidas con Tafalleras y una media de gran suavidad. Lo hizo todo en torero, toreando al animal con las yemas de los dedos. Un animal que embistió con velocidad, acordando el viaje en banderillas. Saludó la cuadrilla al completo tras un gran tercio de banderillas. Suavidad capotera y pares de banderilas asomándose al balcón. Sevilla acabó rendida. Apostó Perera por el animal, se fue al centro del anillo para dejar un inicio de faena vibrante. Cambiados por la espalda rodilla en tierra, unido a unos derechazos muy lentos llevando al animal en los belfos de la muleta. El toro embistió con transmisión, humillación e importancia pese a hacerlo por dentro. No le dudó en ningún momento el extremeño en series poderosas y de mucha verdad en el cual acertó a limpiarle el muletazo al astado a base de desenmuñecar con suavidad. Llevó siempre toreado a un animal que por el izquierdo, pese a tener nobleza tuvo menor entrega. Toro que acusó la exigente muleta de un Perera que acortó las distancias en un final de embestida en el centro del ruedo. Labor seria y sin fisuras. Cerró una labor de más a menos con una gran estocada. Oreja para el torero y ovación para el animal.
1 de octubre: Morante hace el toreo eterno en Sevilla
El pasado 1 de octubre, Morante se fue a pie pero se ganó con creces irse en volandas del Baratillo tras cuajar de capote y muleta al cuarto de Juan Pedro: selló en La Maestranza una de las faenas (y lidias) de su vida. Y es que lo más cerca que ha estado Sevilla de premiar una faena con el rabo fue la realizada por Morante a un enclasado de Juan Pedro que embistió a cámara lenta tanto en capote como en muleta. Dos orejas. Parecía poco premio tras lo vívido. Morante disfrutó delante de un animal ovacionado en el arrastre, la vuelta al ruedo fue como su toreo, eterna.
3 de octubre: la caricia de Urdiales le llega al corazón de La Maestranza
El toreo por vía del sentimiento, de la templanza, de la caricia. Ese toreo que fluye por todo el cuerpo, desde la punta de las zapatillas hasta las yemas de los dedos. Ese toreo en redondo, de cintura partida y corazón caliente. De cabeza fría, de valor y de mesura. Más que torear quizás es mejor decir, hacer el torero. Porque torear de así requiere de unos conceptos definidos. No deja lugar a engaños, a trucos de trileros, porque este tipo de torero exige sinceridad y abandono. Ese abandono que es llave del toreo puro, encajado, muchas veces frágil. El torero perfecto no existe, las imperfecciones le dan belleza a la obra, como a la mujer la arruga. Ese es el que hizo Diego Urdiales el pasado mes de octubre en La Maestranza.
3 de octubre: apoteósica faena de dos orejas de Emilio de Justo en Las Ventas
El quinto de la tarde del pasado 3 de octubre en Madrid, de nombre «Farolero», era un tío por hechuras de Domingo Hernández, de 623 kg de peso. De Justo lo aprovechó en una faena de mucho sometimiento. Se volvió a abrir en canal el extremeño rematando los muletazos por abajo de manera extraordinaria, poniendo a la plaza en pie. Lo tocaba fuerte para mandarlo, llevarlo y rematarlo por abajo en una faena para el recuerdo. Cerró la obra con una tanda de naturales a pies juntos y con hasta cuatro trincherazos que fueron la guinda (si es que hacía falta ponerla) a una actuación memorable. Se fue a por la espada y no podía fallar, cobró un estoconazo arriba que tuvo sobre todo verdad y con la que cortó dos orejones sin ningún tipo de discusión.
10 de octubre: oreja de ley de Daniel Luque en Madrid
Ya relució Luque su capote para saludar al “Manchego” tercero, al que Juan de Dios Quinta no picó con acierto. Se le puso muy complicado a Luque el toro, protestando, yendo a la defensiva por el derecho y reponiendo y quedándose muy corto por el izquierdo. Intentó robarle al natural momentos aislados pero hondos, y también en la última serie por el derecho llegó con fuerza arriba a pesar de la peligrosa condición del de Santiago. Se la jugó el sevillano. Por arriba mató al toro, hecho fundamental para que el tendido pidiese una oreja concedida por el palco.
El 12 de octubre de Ginés Marín: el universo a sus pies
El universo a sus pies. Los que Ginés Marín atornilló en la arena de Madrid. Con los que tragó la raza humilladora del sexto para mirar a la eternidad con su trazo en redondo. Porque cuando no caben las dudas entre las telas se hace presente el hambre del querer ser figura y se trae al toreo a dar una vuelta por los muslos ofrecidos. Cuando un tío se encaja, se descarga y se pasa por la barriga cuarto y mitad de Alcurrucén enrazado llega la verdad. La del natural roto de un Ginés que le arrebató a Morante una tarde en la que José Antonio embistió.